sábado, 24 de junio de 2017

MANOS VACIAS.

Era temprano, muy temprano, pero el calor lo había despertado e impedía que siguiese durmiendo y allí, desnudo sobre las sábanas de su cama, miró sus manos que eran junto a su corazon una de las pocas cosas de valor que poseía y sintió que a esas manos les faltaba algo; les faltaba el tacto cálido y suave de la piel de ella deslizándose bajo sus dedos.
Y la echó de menos, un poco mas.

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