domingo, 29 de julio de 2018

ACERAS NEVADAS.

Habían pasado ya unos meses y el calor del verano había quedado atrás.
Atrás habían quedado las risas y la diversión, esa falsa, vacía y estúpida diversión que suele acompañar a los meses estivales y ahora sus pasos se hundían en la nieve, en aceras de un país extranjero, en calles que hubiese querido caminar juntos.

Sus pasos le llevaban sin rumbo por las calles de Manhattan, frías calles en el mes de Diciembre, a pocas horas de que un nuevo año diese comienzo.

Había viajado hasta allí sólo, huyendo de no sabía qué exactamente y buscando algo que sabía no encontraría, esperando lo que estaba seguro no sucedería.

Tenía claro que ese viaje le escocería, que la Gran Manzana nunca sería dulce para él cada vez que le volviese a dar un bocado, pero tenía que hacerlo, algo le decía que debía coger un vuelo y empezar allí un nuevo taco de 365 hojas con días marcados, empezar a gastar papel convertido en 24 horas para que ese vacío que sentía dentro de su pecho fuese rellenandose de rutina y normalidad.

Siguió caminando por las aceras nevadas, cruzándose de vez en cuando con parejas que andaban juntas mitingado los efectos del frío; y es que si, hacía frío esa noche y mientras se abrigaba el cuello con su gruesa bufanda, no pudo evitar pensar en que de haber estado ella allí, la hubiese abrazado por el hombro y atraído cerca de su cuerpo para darle un poco de calor, ese calor que siempre irradiaba de su cuerpo y que de alguna manera solo reservaba para ella.

Pensó, sin poder engañar a su mente para que dejase de hacerlo, en lo que le hubiese ilusionado tenerla allí en ese momento, tenerlos allí en ese momento, sin otra preocupación que el disfrutar de unos días de desconexion, de largos paseos por un Central Park completamente blanco y del típico patinaje en Rockefeller Center, a la luminosa sombra de su enorme árbol de Navidad.

Pero al fin y al cabo, había ido hasta allí para enseñar a su mente a desechar esas divagaciones, a enterrar los buenos recuerdos que tenía y que como casi siempre pasa al mirar atrás, de tan dulces, amargan.

La verdad de todo aquello es que sin querer aceptarlo, sin querer admitirlo, sin querer escuchar lo que su alma gritaba, seguía teniendo la esperanza de que alguien le tocase el hombro y al girarse estuviese ella con un ramillete de muérdago en la mano, como excusa para ponerlo sobre sus cabezas y besarse...una vez más.

Había cruzado medio mundo solo para cicatrizar, pero la herida seguía sensible al recuerdo.

lunes, 23 de julio de 2018

"LA OLA" Micropoema.

Su amor se convirtió en una ola que iba y venía,

rompiendo en la orilla de mi corazón, unas veces suave y otras con furia.

que me daba la sal de sus besos conforme la marea marcaba.

POR TUS PRISAS.

Querido cretino:

Ayer tenias muchas prisas por la N-332, tantas que no te bastaba ir detrás de mi unos 15 km/h por encima del límite de velocidad de esa carretera, no, tenias tantas prisas que en la rotonda de Teulada, rotonda de un solo carril, tuviste que adelantarme por la derecha de ese mi carril y yo tuve que levantar mi moto cuando me golpeaste la rodilla con tu mierda de Seat Ibiza para no acabar por los suelos.

Tenías tantas prisas, que cuando la velocidad de la carretera marcaba un máximo de 80 km/h tu ibas ostigando al coche que te precedía hasta que pudiste hacer un adelantamiento peligroso, adelantando a cuatro coches en la misma maniobra...y claro, como llevabas una mierda de Seat Ibiza  anoréxico de motor, tuviste que acabar el adelantamiento con raya continua provocando que quien venía de frente nuestra tuviese que hacerse un lado, presumo que además acordándose de tu madre y de toda tu parentela.

Llegamos a Gata de Gorgos y no perdí la ocasion de decirte que te relajases, que ibas a matar a alguien igual que podías haberme matado a mí unos kilómetros atrás...y no se te ocurre otra cosa que sacarme el dedo corazón para hacerme una peineta y llamarme capullo, por supuesto con el seguro de tu mierda de Seat Ibiza puesto y todas las ventanillas subidas y no contento de eso, hacer marcha atrás girando el volante con ánimo de golpearme con tu...mierda de Seat Ibiza.

Montaste tal espectáculo que la gente que andaba por el pueblo empezó a gritarte, a llamarte loco y el conductor del coche de atrás tuyo, a quien también le habías hecho la pirula, salió y le dio una patada a tu pobre mierda de Seat Ibiza que bastante tiene con que tu lo conduzcas; hasta el coche de delante intento cruzarse y bloquearte para que no escapases; pero ahí ibas tu, con tu mugrosa melena de pseudo pijo surfero y la petarda de la rubia que llevabas al lado gritando como una loca, llamando hijo de puta a todo el mundo que se encontrase a 5 metros de vuestra...mierda de Seat Ibiza.

Y te fuiste como el cobarde que eres, seguramente a cambiarte el pañal, niñato.

Solo quiero que reflexiones y pienses que aunque tu mierda de Seat Ibiza sea de color rojo Ferrari, no deja de ser un truño con 90cv y tu no eres Fernando Alonso a los mandos de un Cavallino Rampante, que porque tu tengas prisa, a cualquiera que se cruce contigo le puede costar un golpe, una temporada en el hospital, una silla de ruedas de por vida o simplemente que su familia tenga que recibir una llamada de teléfono para informarles de que esa noche no llegará a casa, ni esa ni ninguna más.

Sé que pedirte pensar es demasiado para ti, tus horteras gafas Rayban  (no sé por qué todos los gilipollas llevan el mismo modelo de Rayban que tú) y tú melena de pseudopijo surfero, pero haz un esfuerzo y quizás llegues a la conclusión de que idiotas como tú, matais muchos inocentes a lo largo del año, solo por sentiros superiores dentro de patéticos cacharros cerrados.

Y piensa también una cosa y es que ayer por la noche, si no hubiese estado rápido de reflejos, mi perra se hubiese podido quedar llorando y esperándome, mi hijo nunca hubiese vuelto a hablar con su padre cuando algo le preocupase, mi hermana no podría apoyarse en su hermano mayor cuando los problemas la ahoguen, la amiga con la que pasé el día se habría muerto de culpa por haberme convencido para ir hasta esa matinal y además, sobre todo, jamás podría decirle cara a cara a la mujer que amo hasta que punto siento por ella, hasta que punto mi alma es suya.

Y sobre todo, piensa y reflexiona en que si esto hubiese pasado 13 meses atrás, en Gata de Gorgos hubiese reventado el cristal de tu mierda de Seat Ibiza, te hubiese sacado de él y el que hubiese acabado en el hospital hubieses sido tú; da gracias de que ya no cruzo los brazos en mi pecho, de que enterré la pala del hombre malo en mitad del desierto de Almería y de que una mujer me salvó tiempo atrás ...y a ti también.

viernes, 20 de julio de 2018

AGARRADO A LA IMPERFECTA.

Esta mañana  entraba a la ciudad agarrado a la Imperfecta, con fuerza, relativamente pronto para ser un día libre.

La sentía vibrar entre mis piernas y me lanzaba adelante a cada golpe de gas que le daba.

Fuerza salvaje pero controlada por mi.

Y por un momento he sido feliz, me he sentido libre y solo eramos ella y yo.

Bueno, y los cientos de ojos que nos miraban pasar, con cierta envidia.

Y lo que tiene ir en moto y disfrutarlo es que entras en cierto estado zen.

Y piensas.

Y ves muchas cosas claras.

Y es que a veces, con lo mínimo eres feliz  aunque la mayoría de las veces ese mínimo nos empeñemos en despreciarlo por egoísmo y ambición, por ese jodido vicio que tenemos los humanos de querer más de lo que tenemos.

Más, siempre más.

Vemos o pensamos en algo que no tenemos y lo queremos con todas nuestras fuerzas, como si fuese el Santo Grial de nuestra felicidad y aunque a veces es así, cuando lo logramos o lo tenemos a nuestro alcance, nos parece poco, generalmente porque como ya lo tenemos pensamos que no lo perderemos, que siempre estará ahí, donde decidamos dejarlo.

Y nos equivocamos una y otra vez y no aprendemos.

Siempre queremos más.

Más lujo.

Más belleza.

Más diversión.

Más dinero.

Más juventud.

Más rápido.

A veces incluso, más cosas malas.

Por egoístas.

Por ambiciosos.

Por idiotas más que nada.

Somos como el niño que llora a su madre por un juguete hasta que ella se lo compra y una vez conseguido...quiere otro, por el que no deja de llorar hasta que lo consigue, dejando arrinconado el antiguo.

Conseguimos el juguete nuevo y muchas veces se nos rompe nada más sacarlo del envoltorio.

Y entonces lloramos porque ya no tenemos con que jugar.

Esta mañana, entraba a la ciudad agarrado a la Imperfecta y pensaba que realmente, cuando más feliz eres es cuando la vida te da las cosas justas y necesarias, las cosas importantes.

Un trabajo que te permita vivir digna y cómodamente, que te permita tener tiempo para tu familia y para ti mismo.

Una casa, aunque no sea de tu propiedad, que te permita vivir y tener un hogar, para ti y los tuyos; un lugar donde dejar al otro lado de la puerta toda la basura que nos rodea y sentirnos a salvo.

Una persona que te quiera tanto como tu la quieres a ella, del mismo modo, que te devuelva el amor que tu le das y sobre todo que lo valore; que esté a tu lado en las buenas y por supuesto en las malas y que en sus malas no seas una preocupación más, si no un refugio, una solución, esa mano que agarrar y la piedra en la que apoyarse para no caer; esa pieza  central que una todo tu puzzle.

Una familia, que sea tu hogar, que haga hogar, que te haga disfrutar, por quienes darlo todo.

Amigos de verdad, de los que siempre están ahí y que más que amigos son familia.

Y en mi caso, una moto, mi moto, mi Imperfecta, que me ayude a escapar de los agobios diarios para llegar limpio a casa, a mi hogar, con mi familia, con mi amor, con una sonrisa en la cara y sin haber cruzado los brazos en todo el día.

Realmente, lo piensas y no es pedir tanto, no son cosas imposibles que solo existan en los sueños, aunque sean un sueño para mi.

A veces, para disfrutar más, para ser más feliz, simplemente hace falta tener un poco menos.

No es nada del otro mundo, no es exigirle demasiado a la vida...pero me faltan piezas para juntar mi felicidad, así que habrá que hacer una lista y seguir caminando detrás de ellas hasta ir consiguiendolas, con mi habitual cabezonería, con mi caracter de Tauro.

Esta mañana, entraba a la ciudad agarrado a la Imperfecta y me he fijado metas y plazos...para ser feliz.

jueves, 19 de julio de 2018

MI HOGAR.

El hogar, ese sitio que es nuestro refugio, nuestro descanso, nuestro castillo en el que aislarnos del mundo cuando queremos paz.

Todos ansiamos un hogar, un sitio donde quitarnos los zapatos, ponernos cómodos y descansar.

Un lugar donde sentirte protegido, caliente en invierno y fresco cuando el termómetro no deja de subir.

El hogar ese ese sitio donde guardamos nuestras pertenencias más queridas, donde colgamos recuerdos por las paredes, solo por el gusto de verlos, no porque vayamos a olvidarnos de ellos.

Y ahí está nuestra cama, nuestro sofá, nuestro libro con la página en que nos quedamos marcada para no perder el hilo; la lámpara que mantenemos siempre encendida, la cocina donde dar rienda suelta al cariño que sentimos por ese alguien que comparte nuestra mesa.

El hogar es eso, paz, refugio, alegría, una vida, tu vida, un punto al que volver siempre y del que partir en busca de aventuras; donde lloramos ocultos cuando la vida nos maltrata y sientes que no puedes más.

Y ese hogar es un punto en un mapa, una dirección en Google Maps, una puerta que se abre con una llave?

A veces si.

Y a veces no.

Mi hogar es eso pero con forma de mujer.

Porque mi hogar no está donde me lleguen las facturas por correo.

Mi hogar está donde pueda abrazarme a ella al dormir, donde me besen con ternura en la espalda, donde unas uñas se claven en mi piel porque ya no quede  más espacio entre nuestros cuerpos.

Hay personas que son tu hogar, el lugar donde quieres vivir el resto de tu vida, que son la casa donde quieres criar a tus hijos, que son la almohada donde apoyar la cabeza cada noche o dormir abrazado a ella con la espalda cubierta de amor.

Hay personas que las abrazas y las sientes tanto y tan dentro, que al hacerlo te sientes en paz y tan seguro que piensas: por fin, ya estoy en casa.

Y no quieres abrir los brazos.

miércoles, 18 de julio de 2018

HAY QUE SABER.

Hay que saber a quien querer, por quien luchar, a quien dejar ir y a quien decirle que se quede.

Tenemos que ser selectivos, porque hay muchas personas cerca de nuestro corazón pero muy pocas dentro, hay muchas personas que están a nuestro alrededor pero muy pocas que nos quitan el sentimiento de estar solos.

Y si no lo damos todo por ellas, no vale, porque hay personas que nos dan más, más y más, y nunca nos piden nada, y ellos siempre nos lo dan.

Creo que no hay nada peor que fallar a quien nunca te falla, a quien te quiere por la vida, a quien te la da y a quien te la salva.

Y se merecen todo y nos piden nada y esas personas son las de verdad, las de para siempre, las de nunca te vayas, las de voy, las de nunca vas a estar solo.

Por ellas, todo y más.

Por ti, todo y mas.

Por nosotros, todo y mas.

Robado sin vergüenza de un cartelito de Facebook.

Y que bonito.

Y que verdad.

martes, 17 de julio de 2018

CAMINO AL HORIZONTE.

Y ya está bien.

Llega una mañana que te levantas y ves las cosas tan claras que decides empezar a andar.

A andar en la dirección en que realmente quieres ir, aquella que dibuja un horizonte con la forma de tus sueños.

De tus ilusiones.

De todo aquello que quisiste en la vida y que como un estúpido estuviste esquivando.

Y das el primer paso vacilante.

Das un segundo paso y los pies ya se afianzan un poco más en la tierra.

Como un niño que empieza a andar.

Como ese niño que llevas dentro.

Con las mismas ganas de descubrir y comerte el mundo.

Te caigas las veces que te caigas.

Y tus pasos van cogiendo velocidad, firmeza y sobre todo, pierdes el miedo a caer.

Porque los miedos están para superarlos, sacarles la lengua  hacerles una peineta y reírte de ellos mientras les haces el baile de Mauricio Colmenero.

Y aún con miedo sigues andando, sabiendo que el miedo se pierde cuando tienes más huevos que excusas.

Y de excusas vacié mis bolsillos, de miedo vacié mi alma, de dudas vacié mi corazón.

Y todo ese espacio vacío lo llené de esperanza, de besos, de sonrisas, de abrazos infinitos, de puestas de sol reflejadas en tus ojos color miel y de amaneceres abrazado a tu cintura, cogiendo tu pecho con una mano y rozando tu cuello con mis labios.

Porque como decía una joven y sabia mujer: si se quiere, se puede y lo demás son excusas.

Así que de una vez por todas, sin prisa pero sin pausa voy a coger mi felicidad por la cintura.

O de la mano.

O agarrarla fuerte con un estrecho abrazo.

Porque es mi felicidad, la mía, la de nadie más y por tanto me niego a dejarla escapar.

A dejarla pasar.

A no subirme a su tren.

Aunque sea de un salto y sin billete.

Si quiero algo lo cojo.

Lo peleo.

Lo trabajo.

Lo hago mío.

Porque si no luchamos por lo que queremos, a que venimos a este mundo, a ser medianamente felices?

Eso es para los flojos  los cobardes, los sin sangre, los que no son y tan solo lo parecen.

De una vez coges a tus dudas, coges a tu miedo y les dices que cierren la boca, que ya es demasiado tiempo dejándote manejar por ellos, que nadie como ellos tiene que definir tu futuro ni arruinarte el presente.

Porque el futuro no existe si no como una rueda interminable de presentes.

Vive, disfruta el hoy, ama, entrega, sonríe, cuida, llora si es de felicidad, aprende, salta, disfruta, besa, enseña, abraza como si en ello te fuese la vida, grita, aplaude lo que te guste y al final del día habrás sido feliz; solo querrás lo mismo para cuando te despiertes.

Y si es lo que realmente quieres, lo tendrás

Corre lo que quieras que no vas a escapar, aunque mis pasos sean lentos van en la dirección que quiero.

Y se acabó no ganar.

Que harías si no tuvieses miedo?

Yo lo tengo claro: ser feliz.

Pero siempre con una sonrisa, sin cruzar los brazos sobre mi pecho, con una flor con tu nombre en una mano y un unicornio de peluche en la otra.

Y tu, tienes valor para hacer lo mismo?

Que harías tú si no tuvieses miedo?

sábado, 14 de julio de 2018

LA MUJER QUE YO QUIERO.

Decía Serrat hace ya algunas décadas, eso de que "la mujer que yo quiero no necesita, bañarse cada noche en agua bendita", y es que es así, es eso mismo lo que ocurre, al menos con la mujer que yo quiero.

Porque la mujer que yo quiero la quiero así, real, que no sea perfecta, que tenga detalles que me saquen de quicio de vez en cuando y quererla más aún, precisamente por estas cosas.

La mujer que llena mi corazón quizás no sea la más guapa, aunque para mi su belleza me deslumbre cada vez que pierdo mi mirada sobre ella y haga que el resto de mujeres carezcan de cualquier interes cuando las miro.

La mujer que me roba el pensamiento, se levanta cada día a trabajar, porque no nació rica, y trabaja como la que más, disfrutando mientras lo hace y con lo que hace, dejando claro al mundo entero que no necesita a nadie a su lado para sacarla adelante, que ella es muy mucha mujer como para venderse por mucho o poco lujo; para dejar claro que si te tiene de su mano, si eres a quien abraza cada noche, es solo por amor y no por interés.

La mujer que me tiene loco, también tiene días malos, días grises en los que se esconde dentro de su cáscara y aunque no te lo diga, aunque parezca que no quiere verte, ni hablarte, ni que le hables, lo que más necesita es que la abraces por la espalda y le hagas sentir que nunca estará sola, que pase lo que pase y por mucho que intente hacerse la dura, en tu pecho siempre tendrá su refugio.

La mujer que me enamora es quien me ha salvado, quien ha lavado mis pecados con sus besos, quien ha secado mis lágrimas con su piel, quien abrió las ventanas y dejó entrar aire fresco y renovado, quien sopló las nubes para que el sol me calentase y lo sigue haciendo cada vez que le dejo ver que quien tiene un día gris soy yo.

Ella, esa mujer que moriría por hacer mía, tiene la fuerza y las agallas que no he visto en nadie, aunque sus miedos la cieguen, las dudas la paren, y a veces el egoísmo la esconda; aunque te bese y te aparte al mismo tiempo cuando lo que desea con todas sus fuerzas y en silencio es que agarres su mano y no la sueltes jamás, que seas su unicornio de peluche cada vez que se apaga la luz.

Esa mujer de la que hablamos y que es una okupa en mi cabeza y mi corazón, es quien saca a igual porcentaje de lo más dentro de mí, ternura y pasión, cada vez que nos hacemos nuestros en nuestras camas, donde nunca jamás hemos follado, pero siempre hacemos nuestro el amor.

Esa mujer, esa gran e inigualable mujer que es mi amor, mi vida, mi noche y mi día, mi luna y mi sol, es la única que saca lo mejor de mí, la que baja mis puños, la que pinta una sonrisa en mi cara, la que estira mis brazos cuando los cruzo en mi pecho, quien me calma, me rinde, quien pone mi fe en el futuro, quien me da motivos para el día a día, es mi aire, mi cielo, mi fuego, mi descanso del guerrero.

Ella, la mujer de mi vida, es mi nada y es mi todo.

jueves, 12 de julio de 2018

CON LOS BRAZOS CRUZADOS.

Se acostumbró a ir por la vida con los brazos cruzados, serio y su cara no ofrecía amistad precisamente.

La vida le había dado tantos palos y tan fuertes que había transformado a ese niño dulce y amable en alguien cuya primera impresión era dura y seca.

Se había cruzado con tan mala gente y su memoria retenía tan malos recuerdos que inconscientemente, cruzaba los brazos para marcar una frontera, una línea que no cruzarse nadie que él no quisiera.

Y no se daba cuenta de que ese mismo muro protector lo separaba de gente que no quería dañarlo, solo conocerlo.

Sin saber cómo, un día se vio reflejado y odió ver que a veces, ese hombre, si no se le conocía, inspiraba miedo.

Y le dolió.

Y lo que más daño le hizo es que lo vio reflejado en los ojos de ella, de ella de quien solo pretendía que viese el tipo de persona que era en realidad y no la fachada que el tiempo, los años y los daños habían construido.

Quien lo conocía, sabía que era un tipo bromista, sensible, preocupado por los suyos, divertido, sincero hasta la incomodidad, y cariñoso, sumamente cariñoso con quien era merecedor de ese su cariño.

Además de eso, quien lo conocía bien, quien lo conocía a fondo, descubría un universo aparte, un mundo que guardaba en su interior y que nada, absolutamente nada, tenía que ver con esa primera impresión que proyectaba.

Cada día luchaba para que ese hombre seco, duro y que se protegía de todo el mundo fuese más abierto, que diese la mano y no enseñase el puño, que su sonrisa fuese de bienvenida y no una delgada y rígida línea en su rostro.

Cada día lo hacía, cada día avanzaba un poco más en esa dirección.

Cada día desde que enterró una pala en el desierto y con ella al hombre malo que la había usado durante tanto tiempo.

Y cada día desde aquella fecha, enterraba en el desierto uno de sus demonios interiores, cada día uno.

Los enterraba para que no escapasen y dejasen de ocultar a su verdadero yo.

Cada día, cada beso, cada caricia, cada sonrisa que ella le dedicaba, cada una de esas cosas buenas que metía en su vida y ocupaban el lugar vacío de cada demonio interno que sacaba de si mismo.

Porque era increíble lo que esa mujer había logrado de ese hombre, todo lo bueno que había devuelto a su alma.

Solo con amor.

miércoles, 11 de julio de 2018

ME IRÉ PARA NO VOLVER.

Un día me iré para no volver, no sé si cerca o lejos, pero no volveré.

Un día me iré y no volveré  me quedaré donde esté mi corazón, donde mis besos encuentren un puerto donde amarrar, donde mis ojos naden en el mar castaño e infinito de sus ojos.

Me iré, me iré y no pienso volver, plantaré la bandera de mi corazón en tierras extranjeras, cantaré himnos de países con su nombre, pediré el permiso de residencia para ser refugiado entre sus piernas.

No me esperéis, no lo hagáis porque no volveré, me quedaré donde ya no escuche el ruido de las calles, si no tan solo sus "te quiero" a todas horas, donde su risa sea la única música que suene en la radio y todo el mundo haga suyo ese acento sin igual.

No, no me harán volver, porque mi sitio está donde pueda acunar mi cabeza en el vientre de quien me ama, donde mi pecho pueda ser almohada para sus mejillas y mis dedos pueda salir de excursión por la selva de su pelo.

No, no pienso aceptar la extradición, no mandéis a nadie a buscarme, porque mi hogar es donde ella esté, donde la tenga a mano, donde pueda dormir abrazado a su cuerpo y no amanezca si la luz del alba no se refleja en su costado.

AÚN SIN HABER PARTIDO

Aun no había hecho camino, aun no había partido para encontrase con ella y ya le dolía su despedida.

Ya le dolía cada noche en que no la tendría a su lado.

Cada mañana que no sería su dulce despertar.

Eso y cada sonrisa que se perdería, cada beso espontáneo que se tendría que guardar, cada vez que su mano buscaría la de ella sin encontrar sus dedos juguetones.

Le quedaría tan solo el placer de volver a ver su sonrisa aunque fuese por unas horas y el bebersela con los ojos y comérsela a caricias.

Eso y sus increíbles abrazos de ensueño, que parecían eternos, que le hacían levitar de placer; esos abrazos si que daban alas y no el Red Bull.

domingo, 8 de julio de 2018

JAMÁS.

Jamás escribí un poema tan hermoso como el primer "te quiero" que te provoqué.

Jamás pude encadenar un verso tan perfecto como la luz que sacaba de tus ojos al mirarme.

Jamás conté un cuento tan bello como la inigualable historia de esto que llamamos "lo nuestro".

Jamás arranqué un aplauso tan sincero como el primer suspiro que te robé.

sábado, 7 de julio de 2018

SOPLANDO VELITAS.

Hoy quiero desearle feliz quinto cumpleaños a la niña que baila a su ritmo sin seguir a las demás, sacando toda la alegría que lleva dentro de sí y que mantendrá de por vida.

Felicitarle los quince a esa chiquilla que se enamora perdídamente a primera vista y se dedica a dibujar corazones con iniciales en todos sus cuadernos sin imaginar que ese es solo el principio del camino de su corazón, ese que acabará roto en alguna que otra ocasión pero que también le hará vivir experiencias inolvidables.

Felices veinte a esa chica que se lanza al mundo con más coraje que miedo, cansada de que le marquen pautas que no van con ella, de que no le dejen ser, de que corten sus alas por el simple motivo de mantenerla cautiva del capricho personal de alguien infeliz; esa que decide no seguir un camino que no es el suyo.

Quiero que tenga un feliz cumpleaños esa joven de veintiséis años que acaba de ser madre y a la que le sobra coraje para ser padre también, a tiempo completo, sin descanso y con el mismo cariño que dedicación, esa que sabe lo que es sufrir y amar en soledad a lo que siempre será prioridad en su vida.

Que cumpla muchos más esa mujer de treinta y tantos que no deja de luchar cada día por cumplir ilusiones y sueños, que se levanta cada día con una sonrisa aunque se la tenga que pintar para demostrarle al mundo que es una guerrera invencible.

Soplaría las velitas con esa mujer de cuarenta que venció a sus miedos hace ya un tiempo y hoy tiene en su vida lo que siempre quiso, un amigo, un compañero, un amante, un cómplice de travesuras, un consejero, un amor, un padre, un confidente, una mano que siempre estará ahí para agarrarse cuando tropiece y para ser acariciada por ella a cualquier hora del día.

Darle un regalo de cumpleaños a esa señora de cincuenta y cinco años que ha logrado lo que quería, que disfruta de una vida plena, que está radiante a sus años, esos que luce con orgullo por todo lo que le han ofrecido para labrar su alma, esa que no marca su edad en base a una fecha en su DNI, si no por todo lo que la vida puso a su paso y que ella supo aprovechar.

A todas ellas y a alguna más que me olvido, feliz cumpleaños, lo que sean, los que tengamos ganas de contar en velitas que soplar y sobre todo, feliz cumpleaños, todos esos que nos quedan por ver llegar.

jueves, 5 de julio de 2018

LOBO, QUE CORAZÓN MÁS GRANDE TIENES.

Ella se habia perdido en ese bosque, de hecho llevaba perdida años, años sin encontrar su camino, o más bien, sin tener el valor de saltar las piedras que le impedían andar por él.

Estaba perdida y lo único que le tranquilizaba era oír de vez en cuando un aullido a distancia, un aullido que le daba miedo y al mismo tiempo la reconfortaba y hacia sentir como en casa.

Y es que el lobo, su Lobo le encantaba y le asustaba a la vez.

Lobo era fuerte, serio, solitario, con unas garras enormes, unos colmillos afilados dentro de una boca enorme, un pelaje denso y una mirada fría que se adivinaba...detras de sus gafas oscuras.

Pero a ella le gustaba.

Ella sabía, porque Lobo ya se lo había mostrado, que era fuerte a fuerza de recibir golpes, pero que también sabía escuchar y hablar  sobre todo hablar sobre un papel, desparramando su corazón sobre él, escribiendo con sus torpes patas.

Sus garras enormes no las usaba con ella para otra cosa que no fuese acariciarla, hacerle cosquillas o masajear su cuerpo al final de un duro día, de manera delicada pero sujetándola con firmeza cuando se requería; sus afiladas uñas quedaban escondidas cuando de rozar su cuerpo con suavidad se trataba.

Esa boca llena de dientes enormes, con unos colmillos que hacían temblar sólo con mirarlos, sólo la había posado sobre su cuerpo para besarla, porque le encantaba besarla, se le iba la vida por hacerlo, besarla y lamer una por una todas sus heridas, todas las que arrastraba del pasado, lamerlas hasta convertirlas en cicatrices de esas que ya no duelen pero dan testimonio de la vida pasada; y esos dientes si, la mordían, cuando hacían el amor, presionando dulcemente pero sin clavarlos.

El frondoso pelaje de Lobo era suave al tacto, calentaba sus cuerpos en las frías noches de invierno, cuando el viento sopla y el frío se cala hasta el alma; utilizaba su pelaje para protegerla de las inclemencias, de la nieve, del viento y de la lluvia, incluso una noche que les sorprendió una fuerte tormenta y Lobo vio que sólo cubriendola con su cuerpo no bastaría para que no quedase empapada, fabricó un paraguas utilizando unas hojas del bosque y con ese rudimentario paraguas y su cuerpo la mantuvo seca y a salvo.

Lo más gracioso es que Lobo llevaba gafas oscuras, no porque el sol le molestase, ya que la noche era la hora en que prefería salir, las llevaba para evitar que se vieran sus ojos, ojos amables, ojos que nadie podía ver, ya que se sabe que un lobo debe asustar solo con la mirada; ella si que había podido ver esos ojos, esos ojos y todo lo que sin hablar le decía con ellos.

A pesar de ello, a pesar de todo, ella lo temía contra toda lógica, ella que solo había recibido cosas buenas de Lobo, ese lobo al que ella transformó de ser un animal asesino a ser un animal fuerte pero que la quería con toda su alma y miren ustedes que el alma de un lobo es enorme.

Era totalmente ilógico que ella lo amase tanto y que sólo ese ligero miedo le impidiese entregarse completamente a él para compartir sus vidas y la casa de la abuela.

Y es que decían las malas lenguas que Lobo se había comido a la Abuelita y pensaba hacer lo mismo con ella, cuando la verdad era que la Abuelita se había marchado hacía muchísimo tiempo de allí y Lobo, queriendo que ella siguiese siendo cuidada, se disfrazaba de Abuelita para cuidarla, hacerle la compra, prepararle la cena todas las noches y planchar sus camisas.

Un día, ella entró en la casa y al ver a Lobo le dijo:
-Que ojos más grandes tienes!

+Son para poder mirarte y quedarme con todos los detalles de esa cara tan bella, para poder admirar esa sonrisa que es mi mundo.

-Que orejas más grandes tienes!

+Son lo grandes que necesitan ser, para que no se les escape ni uno solo de los "te quiero" que me dediques.

--Que brazos más grandes tienes!

+Son tan grandes para poder abrazarnos y que el tiempo se pare, que nunca más queramos separarnos y los latidos de nuestros corazones se unan en uno solo.

-Oye...que boca más grande tienes!

+Quisiera que fuese más grande todavía y poder besarte aún más, para poderte decir que te quiero con locura, como nunca un lobo pudo amar; para poder cantarte al oído diciéndote que tu eres la mujer que bota fuego a mi corazón

Ella lo miró fijamente, con los ojos tintineando y con un nudo en la garganta; lo miró como nunca jamás había mirado a nadie, como nunca jamás nadie había mirado a Lobo y le dijo casi en un susurro:
-Lobo, te quiero, te quiero como a nadie, porque se que como tú nadie me ha querido, te quiero bien, te quiero desde aquí dentro y a pesar de quererte tanto hay un miedo dentro de mi que me impide entregarme del todo, vencer esas estúpidas dudas que me comen el corazón.

Lobo la miró sin sus gafas oscuras y en sus ojos se podía ver toda la dulzura, el amor y la impotencia que puedan caber en un par de ojos; la miró y le dijo:
+Ven, ven aquí a mi lado y devoraré tus miedos, rompiendo tus dudas con mis garras; ven a mi lado y abrázame y déjate llevar, simplemente sigue los sentimientos que fluyan de ti; sigue tus sentimientos y nunca te equivocarâs.

Ella, se desnudó quitándose esa caperucita roja que le daba nombre, se subió a la cama y abrazándose a Lobo le susurró al oído:

-Lobo, ya sé para que tienes ese corazón tan grande, para amarme mejor.

Y en ese momento descubrió que el ser feliz no es ningún cuento, así que fueron felices y comieron....comieron sano.

FUERA DEL PLANETA.

Hay días que te sientes fuera del planeta, que miras alrededor y este no es tu sitio.

Días en que tus pies están parados donde no quisieras y con una sensación de que ni siquiera querrías estar inmóvil.

Esos jodidos días en que te sientes perdido y en los que lo que realmente querrías es perderte en ese alguien que no tienes a tu lado.

Hay días grises, aunque tengas que llevar gafas de sol; grises y tú con esas gafas para esconderle al mundo las nubes que tienes en los ojos, las nubes que no te dejan ver el sol.

Fuera del planeta, fuera de tu mundo, pero enterrado en ti, en lo que tu mente genera emborronando tu corazón.

Hay días, malditos días, en que te sientes fuera del planeta y que aún querrías estar más lejos porque te fuiste a dormir y al despertar no estaban donde los dejaste esos besos que te dan vida, porque alguien movió de su sitio tu alma, porque no encuentras tus ilusiones, a pesar de haberlas guardado en el cajón de la mesita; porque el GPS que creías que guiaba tus pasos se quedó sin batería ni señal.

Fuera del planeta.

miércoles, 4 de julio de 2018

Hagamos algo que nunca hemos hecho antes juntos,
algo que nos haga sudar, que nos suba la temperatura y nos deje jadeando entre risas

LA MUJER QUE BOTA FUEGO.

Huele a ti mi palma y mis manos a la punta de los dedos
La espalda y los pies hasta la punta de los pelos
Mi sábana, mi almohada y mi perro
Mi espíritu, mi alma y mi credo
Mis palabras, mi espacio y mi tiempo
Se han congelado hasta mis huesos
Del sabor a fucsia que tienen tus besos
No puedo quitar el olor de ti
De mis sábanas nuevas, de mi cojín, de ésa prenda
Que usabas después del amor, antes de dormir
No sé si entre mi espalda y mi pecho pueda guardar
Ese secreto que gritábamos anoche tú y yo
Antes y después del sol
Si alguien supiera, que daría mi vida entera
Por estar contigo de nuevo
Porque tú eres la mujer que bota fuego

Tú eres la mujer, que bota fuego cuando en mi cama nos sacudimos
Eres la mujer, que se enloquece cuando el ombligo le beso
Eres la mujer, que bota fuego cuando en mi cama se suelta el pelo
Eres la mujer, que tiene todo el derecho sobre mí

Huele a ti mi palma y mis manos a la punta de los dedos
La espalda y los pies hasta la punta de los pelos
Mi sábana, mi almohada y mi perro
Mi espíritu, mi alma y mi credo
Mis palabras, mi espacio y mi tiempo
Se han congelado hasta mis huesos
Del sabor a fucsia que tienen tus besos
No puedo quitar el olor de ti
De mis sábanas nuevas, de mi cojín, de ésa prenda
Que usabas después del amor antes de dormir
No sé si entre mi espalda y mi pecho pueda guardar
Ése secreto que gritábamos anoche tú y yo
Antes y después del sol
Si alguien supiera, que daría mi vida entera
Por estar contigo de nuevo
Porque tú eres la mujer que bota fuego

Eres la mujer, que bota fuego cuando en mi cama nos sacudimos
eres la mujer, que se enloquece cuando el ombligo le beso
Eres la mujer, que bota fuego cuando en mi cama se suelta el pelo
Eres la mujer, que tiene todo el derecho sobre mí

Eres la mujer, que bota fuego cuando en mi cama nos sacudimos
eres la mujer, que se enloquece cuando el ombligo le beso
Eres la mujer, que bota fuego cuando en mi cama se suelta el pelo
Eres la mujer, que tiene todo el derecho sobre mí

Letra de la canción La Mujer Que Bota Fuego, de Manuel Medrano.

Un artista que he redescubierto y que en su día fue un regalo precioso.

Y es que es algo especial entre gente especial el regalarse canciones, artistas, estilos musicales que no son nuestros; regalarnos letras, melodías que enganchan y sentimientos hechos música para que nos cante el alma a pleno grito y se nos muevan los pies si el ánimo y la melodia acompañan.

Y redescubrimos también a veces sensaciones, recuerdos, sentimientos, personas y si tenemos mucha suerte, a veces nos redescubrimos a nosotros mismos...mientras movemos el cuerpo por casa al ritmo de esta canción, mientras cantamos esta misma letra que podríamos haber escrito nosotros mismos.

Porque tú eres la mujer que bota fuego a todo mi mundo.

Gracias por el regalo.

martes, 3 de julio de 2018

UN DOMINGO MÁS

Era solo un domingo más, otro que dormían solos queriendo hacerlo juntos.

Ella por no decirlo claro, él por no saber leer entre líneas.

Un domingo más que no compartían sábanas y sueños.

Ella por miedo escoger el camino más directo, el por miedo a una decepción.

Como un par de idiotas como un par de auténticos y enormes idiotas.

Un domingo más que dormían abrazados a sus almohadas cuando lo que el corazón les pedía era abrazarse mutuamente.

domingo, 1 de julio de 2018

TE HE VUELTO A PENSAR.

Te he vuelto a pensar, si es que alguna vez dejé de hacerlo.

Vuelves a ocupar mi mente y cualquier canción me recuerda algo tuyo, algo nuestro, algo mío contigo, algo tuyo sin mi.

De nuevo te paseas por mi cabeza, saltando entre mis neuronas como una niña en un parque de bolas, como la niña pequeña y traviesa que vive dentro de ti.

Y ahí estás, copando mis pensamientos, mis sonrisas, mis desvelos.

Te he vuelto a pensar y a veces querría no hacerlo tanto por el miedo que le tengo a que tan solo seas eso, un pensamiento.

Por el miedo que da pensar demasiado en alguien que sabes que es un préstamo de la vida.

Y los préstamos se tienen que abonar.

Miedo me da que la vida me haya prestado algo tan precioso, tan bueno, tan bonito, digamos que algo tan magnífico y que espire el tiempo pronto, que me lo exija devolver.

Que te vayas, que te marches, que te alejes otra vez; que tu miedo y tus dudas sean distancia y un muro alto; que me quede con las manos vacías y la cabeza llena de ti.