martes, 17 de julio de 2018

CAMINO AL HORIZONTE.

Y ya está bien.

Llega una mañana que te levantas y ves las cosas tan claras que decides empezar a andar.

A andar en la dirección en que realmente quieres ir, aquella que dibuja un horizonte con la forma de tus sueños.

De tus ilusiones.

De todo aquello que quisiste en la vida y que como un estúpido estuviste esquivando.

Y das el primer paso vacilante.

Das un segundo paso y los pies ya se afianzan un poco más en la tierra.

Como un niño que empieza a andar.

Como ese niño que llevas dentro.

Con las mismas ganas de descubrir y comerte el mundo.

Te caigas las veces que te caigas.

Y tus pasos van cogiendo velocidad, firmeza y sobre todo, pierdes el miedo a caer.

Porque los miedos están para superarlos, sacarles la lengua  hacerles una peineta y reírte de ellos mientras les haces el baile de Mauricio Colmenero.

Y aún con miedo sigues andando, sabiendo que el miedo se pierde cuando tienes más huevos que excusas.

Y de excusas vacié mis bolsillos, de miedo vacié mi alma, de dudas vacié mi corazón.

Y todo ese espacio vacío lo llené de esperanza, de besos, de sonrisas, de abrazos infinitos, de puestas de sol reflejadas en tus ojos color miel y de amaneceres abrazado a tu cintura, cogiendo tu pecho con una mano y rozando tu cuello con mis labios.

Porque como decía una joven y sabia mujer: si se quiere, se puede y lo demás son excusas.

Así que de una vez por todas, sin prisa pero sin pausa voy a coger mi felicidad por la cintura.

O de la mano.

O agarrarla fuerte con un estrecho abrazo.

Porque es mi felicidad, la mía, la de nadie más y por tanto me niego a dejarla escapar.

A dejarla pasar.

A no subirme a su tren.

Aunque sea de un salto y sin billete.

Si quiero algo lo cojo.

Lo peleo.

Lo trabajo.

Lo hago mío.

Porque si no luchamos por lo que queremos, a que venimos a este mundo, a ser medianamente felices?

Eso es para los flojos  los cobardes, los sin sangre, los que no son y tan solo lo parecen.

De una vez coges a tus dudas, coges a tu miedo y les dices que cierren la boca, que ya es demasiado tiempo dejándote manejar por ellos, que nadie como ellos tiene que definir tu futuro ni arruinarte el presente.

Porque el futuro no existe si no como una rueda interminable de presentes.

Vive, disfruta el hoy, ama, entrega, sonríe, cuida, llora si es de felicidad, aprende, salta, disfruta, besa, enseña, abraza como si en ello te fuese la vida, grita, aplaude lo que te guste y al final del día habrás sido feliz; solo querrás lo mismo para cuando te despiertes.

Y si es lo que realmente quieres, lo tendrás

Corre lo que quieras que no vas a escapar, aunque mis pasos sean lentos van en la dirección que quiero.

Y se acabó no ganar.

Que harías si no tuvieses miedo?

Yo lo tengo claro: ser feliz.

Pero siempre con una sonrisa, sin cruzar los brazos sobre mi pecho, con una flor con tu nombre en una mano y un unicornio de peluche en la otra.

Y tu, tienes valor para hacer lo mismo?

Que harías tú si no tuvieses miedo?

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