sábado, 14 de julio de 2018

LA MUJER QUE YO QUIERO.

Decía Serrat hace ya algunas décadas, eso de que "la mujer que yo quiero no necesita, bañarse cada noche en agua bendita", y es que es así, es eso mismo lo que ocurre, al menos con la mujer que yo quiero.

Porque la mujer que yo quiero la quiero así, real, que no sea perfecta, que tenga detalles que me saquen de quicio de vez en cuando y quererla más aún, precisamente por estas cosas.

La mujer que llena mi corazón quizás no sea la más guapa, aunque para mi su belleza me deslumbre cada vez que pierdo mi mirada sobre ella y haga que el resto de mujeres carezcan de cualquier interes cuando las miro.

La mujer que me roba el pensamiento, se levanta cada día a trabajar, porque no nació rica, y trabaja como la que más, disfrutando mientras lo hace y con lo que hace, dejando claro al mundo entero que no necesita a nadie a su lado para sacarla adelante, que ella es muy mucha mujer como para venderse por mucho o poco lujo; para dejar claro que si te tiene de su mano, si eres a quien abraza cada noche, es solo por amor y no por interés.

La mujer que me tiene loco, también tiene días malos, días grises en los que se esconde dentro de su cáscara y aunque no te lo diga, aunque parezca que no quiere verte, ni hablarte, ni que le hables, lo que más necesita es que la abraces por la espalda y le hagas sentir que nunca estará sola, que pase lo que pase y por mucho que intente hacerse la dura, en tu pecho siempre tendrá su refugio.

La mujer que me enamora es quien me ha salvado, quien ha lavado mis pecados con sus besos, quien ha secado mis lágrimas con su piel, quien abrió las ventanas y dejó entrar aire fresco y renovado, quien sopló las nubes para que el sol me calentase y lo sigue haciendo cada vez que le dejo ver que quien tiene un día gris soy yo.

Ella, esa mujer que moriría por hacer mía, tiene la fuerza y las agallas que no he visto en nadie, aunque sus miedos la cieguen, las dudas la paren, y a veces el egoísmo la esconda; aunque te bese y te aparte al mismo tiempo cuando lo que desea con todas sus fuerzas y en silencio es que agarres su mano y no la sueltes jamás, que seas su unicornio de peluche cada vez que se apaga la luz.

Esa mujer de la que hablamos y que es una okupa en mi cabeza y mi corazón, es quien saca a igual porcentaje de lo más dentro de mí, ternura y pasión, cada vez que nos hacemos nuestros en nuestras camas, donde nunca jamás hemos follado, pero siempre hacemos nuestro el amor.

Esa mujer, esa gran e inigualable mujer que es mi amor, mi vida, mi noche y mi día, mi luna y mi sol, es la única que saca lo mejor de mí, la que baja mis puños, la que pinta una sonrisa en mi cara, la que estira mis brazos cuando los cruzo en mi pecho, quien me calma, me rinde, quien pone mi fe en el futuro, quien me da motivos para el día a día, es mi aire, mi cielo, mi fuego, mi descanso del guerrero.

Ella, la mujer de mi vida, es mi nada y es mi todo.

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