sábado, 29 de junio de 2019

SIMIENTES.

En las pequeñas momentos crecen grandes experiencias.

En los pequeños detalles están los gestos más grandes que puedas imaginar, al igual que aquellas personas que son capaces de ver lo que pasa desapercibido al resto, son aquellas que valoran lo realmente precioso de esta vida.

Es en esas personas en las que debemos plantar nuestras semillas; semillas de amistad, de amor, de sentimientos varios, de cariño y de buenas intenciones.

Plantemos sonrisas y algún día seguro recogemos carcajadas.

Plantemos sinceras miradas a los ojos y quizás algún día, de esos mismos ojos en los que ponemos los nuestros, broten lágrimas de alegría.

Seguramente si ponemos la simiente de una tímida caricia en el dorso de una mano, algún día nos obsequiarán con abrazos de esos que juntan nuestros pedazos rotos y son alimento para el alma.

Simplemente depositemos una simiente de lo mejor que tengamos de nosotros mismos en ese momento y quizás, si lo enterramos en la buena tierra que suele ser la buena gente, podamos disfrutar una buena cosecha de lo mismo, de lo mejor que esa persona nos pueda ofrecer.

Lo que siembres es lo que recogerás se suele decir, pero aunque no siempre es así pues también es verdad que hay personas que son tierra esteril, al menos nos quedará el consuelo de que pusimos un poco o quizás un mucho de nosotros mismos y fue de corazón.

Planta, riega, cuida y disfruta de ver como madura el fruto.

jueves, 27 de junio de 2019

Y LA VIDA SE ABRE.

Si, las cosas duelen, los recuerdos duelen, los "pudo ser" duelen, todo eso que dimos y que se escapó como agua entre los dedos de la mano duelen.

Pero nada duele para siempre.

Poco a poco, vas cogiendo ese dolor y apartándolo de ti para que no sea un velo evidente cuando te miran a los ojos.

Poco a poco te levantas la comisura de los labios aún teniéndola que sujetar con alfileres, que duelen mucho menos que el no ser capaz de sonreír.

Poco a poco te vas obligando a encontrarle el placer a un paseo por la playa o por el bosque, a mirar las nubes y no pensar que va a llover si no simplemente intentar asemejar su forma a figuras que te gusten, como cuando eras un niño y tu máxima preocupación era no perder las canicas y saber hacer bailar la peonza cada vez más tiempo.

Redescubres el placer de tener tiempo para pensar en tus cosas, en tus ilusiones, en esas pequeñas cosas cotidianas que no son un mundo pero te dan satisfacción.

En cuidarte por fuera y también por dentro, porque tu cuerpo refleja el estado de tu alma.

Disfrutas la brisa en la cara, el sol en la espalda, chuparte los dedos porque el helado que tienes en la mano se derrite más rápido que tus ganas de pasarle la lengua hasta hacerlo desaparecer.

Y vas encontrando cada día un poco más de paz.

Y de serenidad.

Y las sonrisas brotan aunque no estemos en Primavera.

Ves que como la felicidad está únicamente en tus manos estas en el camino correcto.

Y te sientes salvado mientras suena "Sálvate" en tus airpods.

Y la vida se abre, tu vida se abre.

lunes, 17 de junio de 2019

FÍRMAMELO EN LOS LABIOS.

Ven, ahora que la brisa nos mantiene la piel seca, ahora que el sol secó nuestra ropa de la lluvia de primavera, ven descalza y con poca ropa, con las sandalia en la mano, andando por la arena de la playa cuando deje de apretar el calor.

Ven, y abrázame en sonrisas, sonrieme en abrazos, acaríciame con besos y que las yemas de tus dedos me besen suavemente.

Ven, que yo te devolveré lo mismo.

Ven, y déjame drogarme metiendo mi cara en tu pelo, aspirando el salitre que flota en él, perdiendo de vista el mundo sobre la curva de tu cuello.

Ven, y redactemos un contrato, ven y fírmamelo en los labios, ven y erízame la vida, tirítame por dentro, deja que cure tus heridas, cogidos de la mano, con los pies colgando de un acantilado, columpiándonos de día, revolcándonos al ponerse el sol, cambiando los nombres de la geografia, que las playas no sean de muertos, si no de locos que saltan sin paracaídas.

Ven y no digamos tonterías, cometamos locuras, ahoguémonos en mares, buceando entre ternura, con las piernas enredadas, con las manos enlazadas y las lenguas hablando, sin decir palabra.