viernes, 13 de abril de 2018

LA ESENCIA DE LO NUESTRO.

La esencia de lo nuestro quedó en cada décima de segundo que nuestros ojos se enredaban y nos comíamos el alma a bocados por si un instante después no encontrábamos ese brillo en nuestras pupilas.

En ese lapso de tiempo en que nos perdíamos en el castaño de nuestros iris y deseábamos que el mundo se parase, para poder bajarnos allí mismo y nunca jamás volviésemos a sentirnos solos entre tanta gente.

Quedó en las huellas digitales borradas a base de rozarnos la piel suavemente, casi flotando y sin tocarnos pero queriendo quedar pegados para no soltarnos en lo que nos quedase de vida; en cogernos de las manos y acariciarnos el alma.

Quedó la esencia de lo nuestro, en hablarnos a sonrisas, en dejar un camino marcado por un rastro de dulces, para siempre encontrarnos cuando la vida nos pierde de vista, en amarnos a destiempo, a deshora y contra mi viento y tu marea, en bailar ritmos distintos pero siempre juntando nuestras caderas.

Quedó la esencia de lo nuestro, en una tarde de primavera, agarrarnos las manos, modernos los hombros, bebernos las bocas, comernos los cuerpos y reír, reír cuando los demás gritan.

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