martes, 24 de abril de 2018

DE VUELTA.

Y las cosas vuelven a su sitio,
del que nunca debieron salir.

Los anillos vuelven a sus dedos genuinos, de los que salieron para hacer algo bueno, para reconfortar, para acompañar, como ofrenda de un sentimiento, como un vínculo invisible plasmado en algo tangible, algo muy mío para alguien que nunca tuve; "cuando me necesites a tu lado, cuando me eches de menos, póntelo, agárraro en tu mano y estate segura de que estaré pensando en ti" y acabó siendo algo que esconder, que ocultar, para no tener que decir la verdad a quien nunca la mereció.

Vuelven los anillos a sus dedos, vuelve el apetito al estómago, vuelve la tranquilidad y la rutina, las ganas de invertir en uno mismo, en cosas que gratifiquen de por sí y no esperando que esa sensación de felicidad venga de donde se juegan tus sentimientos al "piedra, papel o tijera"

Vuelve la ilusión a tu vida, la ilusión en ti mismo, al tener tu tiempo para ti y no arañarle minutos a tu tiempo de descanso, a tu tiempo de entrenar para dedicarlo a esperanzas vanas, palabras vacías y "te quieros" de cartón piedra.

Vuelve el placer de una cerveza al sol en tu día libre, sólo para ti, sin hacer cábalas de si será en compañía si acaso los astros se alinean, que tú eres el último en decidir, en opinar y sin derecho ni a pedir.

Vuelven a cerrarse puertas que dudo vuelvan a abrirse y que si lo hacen van a tener que ser a base de llaves muy especiales, hechas con polvo de hadas, cuernos de unicornios y magia, mucha, mucha magia, que se terminó eso de abrirla a los primeros ojos bonitos que vengan acompañados de una ganzúa por sonrisa.

Vuelven los kilos perdidos a base de café, tristeza, impotencia, estómagos cerrados y seguir entrenando por tener la mente distraída un par de horas.
Ni un gramo menos de músculo perdido, jamás y menos por quien no lo merece si es que hay alguien que merezca semejantes desarreglos en la vida de uno.

Y no volverán las esperanzas perdidas, las ilusiones rotas, las noches de insomnio, de dormir poco y comer menos, no volverá la confianza, ni ese trozo de corazón que cayó como una hoja seca en otoño, no volverán las marcas a los labios a base de morderse los por no llorar, total para que al final, cuando nadie nos ve, reguemos de agua y sal nuestras mejillas para no explotar o morir ahogados por ese nudo que nos tapa la garganta; no volverán los sentimientos regalados e intentaremos aprender que lo, no deben regalarse, deben ganarse con cariño, con entrega, con compromiso y sobre todo con sinceridad, de esa que escasea tanto en nuestros días...y así nos va.

Que vuelva lo bueno y se marche todo lo malo.

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