domingo, 22 de abril de 2018

ÉCHALE HUEVOS.

Otra vez más estas ahí,
atrapada entre tus sentimientos y tus miedos,
intentando que tu corazón y tu cerebro se pongan de acuerdo,
y sigues sin darte cuenta que no pueden,
que hablan idiomas distintos.

Sigues engordando tus miedos con las típicas frases de "no es el momento", "no estoy preparada", "soy incapaz de tener pareja", "siempre me sale mal y no quiero sufrir otra vez" y toda esa retahíla de idioteces, tus idioteces, con las que te engañas a ti misma para no reconocer que solo tienes una cosa: miedo.

Y de esa manera das la razón a quienes metieron esas tonterías en tu mente, a esos y a esa que cada día que pasas sola y medianamente feliz son un poco más vencedores y se regodean con su victoria, victoria que tu les regalas.

Y no, las mujeres como tú sois iguales que los hombres como yo, nos negamos a ser medianamente felices, lo queremos todo o nada, o somos muy felices o la felicidad que les parece suficiente a los mediocres nos parece una derrota.

Y nosotros nunca aceptamos una derrota, nosotros no nos rendimos.

Y es por eso que no nos rendimos, que llevamos el cuerpo, el corazón y el alma llenos de cicatrices y remiendos, para dejar constancia de nuestra lucha por esa merecida felicidad y enseñarles a todos esos mediocres que su vida es un asco.

Así que coge a tu corazón y a tu cerebro, sientalos delante tuyo y explícales a los dos que aquí mandas tú.

Dile a tu corazón que sabes exáctamente lo que quieres y que deje de correr detrás de quien llama su atención sin cumplir todos los requisitos, que sea más calmado y selectivo, que cuando una ha probado el solomillo comer en McDonald's pierde su encanto.

Y dile a tu cerebro que a veces, no podemos tenerlo todo cuadrado y coordinado, que hay ocasiones que sólo se presentan en determinados momentos y raro es que se puedan repetir. Dile que los miedos se los guarde para él, o mejor aún, que los tire a la basura, que hay que amar con cabeza, sin ser un suicida, pero que el hacerlo con armadura, casco, paracaídas, equipo de buceo, paraguas y un botiquín es imposible, muy incómodo, pesa tanto que no deja que te muevas y sobre todo, lo peor es que vas tan equivocadamente protegido que apenas te llega el amor que te entregan, que el antivirus de tu sistema operativo lo mete en la carpeta de spam...y no, así no se puede.

Sientalos y enséñales quien manda, que mandas tú, que te has cansado de ver los toros desde la barrera, el partido desde la grada, que hoy, no mañana, hoy, te tiras al ruedo a pegarle unos pases al toro de la vida y cortarle las orejas y el rabo y que después de hacerlo, vas a saltar al campo, coger ese melón que llamáis pelota y meter un gol tras otro y después al llegar a casa, tendrás quien te masajée los golpes mientras te pone pomada para que las magulladuras de la vida se vayan bien rápido y duelan lo mínimo.

Echale huevos y mata esos miedos.

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