domingo, 13 de agosto de 2017

WhatsApp

El terminal de una marca china vibró en su pantalón y se dispuso a ver el mensaje que había recibido.

El mensaje era de ella, quien se lo había hecho llegar a través de una famosa aplicación de mensajería.

Al recibirlo se dio cuenta de que aun lo tenía en silencio y desactivó el modo noche, si no se hubiese dado cuenta de que el mensaje era de ella al tener un tono exclusivo para sus WhatsApp.

Leyó y como siempre ocurría con sus mensajes, se le puso una sonrisa tonta en la cara y eso que hasta ahora, casi todas sus sonrisas no habían sido mas que muecas aspirantes a sonrisa.

El mensaje rezaba:
-Buenos diaaasssss. Como llevas la espalda??

Se quedó mirando la pantalla de 5,2'' y contestó:
-Buenos días cielo. Bien, mucho mejor, gracias por preguntar.

Y se hizo a si mismo un reproche por no haber contestado con lo que realmente se moría por decirle:
-Buenos días. Mi espalda? Mi espalda está ansiosa de que la abraces, de que pases tus manos por ella acariciándola mientras haces cualquier otra cosa, como ver la televisión. Mi espalda reclama los besos que tanto le gustan, esos que le dabas antes de que el sol saliese, llamando mi atención y buscando de mi un poco de pasión al alba. Mi espalda echa de menos que te recuestes sobre ella y dibujes arabescos con los dedos, por el simple placer de pasar el rato tocándome y lograr que mi piel se vuelva de gallina. Mi espalda anhela tus uñas y la fuerza de tus dedos cuando juntamos nuestros cuerpos y ni el sudor cabe entre nosotros. Si, mi espalda tiene dolor, pero dolor de no tenerte abrazada a ella para conciliar el sueño sobre nuestras camas.

Y como las cosas entre ellos estaban como estaban, se mordió el labio superior y se guardó el móvil de nuevo en el bolsillo diciéndose así mismo que mejor no haberle dicho todo eso; no quería forzar la situación entre ellos.

Guardo su móvil en el bolsillo lateral del uniforme y siguió patrullando mirando al horizonte, con su espalda quejándose.

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