sábado, 12 de agosto de 2017

EL HOMBRE QUE MERECES.

“Sé que has encontrado en tu vida a muchos amigos, enemigos, conocidos, científicos y pacifistas. Pero aún no has hallado lo que más deseas: un hombre. Una mujer como tú merece un hombre de verdad.

Mereces un hombre que no tema a la ternura, que se atreva a ser débil cuando necesite detenerse, que no piense que al amarte lo derrotas, o que al amarlo se aniquila…

Mereces un hombre que te proteja de los demás y de ti misma, que conociendo tus errores los acepte y te ayude a corregirlos.

Mereces un hombre que quiera y sepa reconocer tus valores espirituales, y sobre ellos pueda construir todo un mundo. Que nunca te rebaje con su trato.

Mereces un hombre que con cada amanecer te ofrezca una ilusión, y que para él una flor entregada con un beso tenga más valor que una joya.

Mereces un hombre con el que puedas hablar, que jamás corte el punto de comunicación, al que puedas decirle lo que piensas sin temor a ser juzgada, y que sea capaz de contarte todo, incluso que no te ama.

Mereces un hombre que tenga siempre los brazos abiertos, para que te refugies en ellos cuando te sientas amenazada o insegura; que conozca tu fortaleza y tu debilidad pero jamás se aproveche de ello.

Mereces un hombre que tenga abiertos los ojos a la belleza, a quien domine el entusiasmo y ame intensamente la vida, para que cada día sea un regalo inapreciable que hay que disfrutar a plenitud… Aceptando el dolor y la alegría con igual serenidad.

Mereces un hombre que sepa ser más fuerte que los obstáculos, que jamás se rinda en la derrota, y para que en los contratiempos sean más retos que adversidades, y que esté tan seguro de su poder que no sienta necesidad de demostrarlo a cada momento.

Tú mereces un hombre que no sea egoísta, que no pida lo que no se ha ganado. Pero que siempre haga esfuerzos para tener lo mejor porque lo ha ganado.

Mereces un hombre que se respete a sí mismo porque así sabrá respetar a los demás, que no recurra jamás a la burla ni a la ofensa, que más rebajan a quienes las hacen que a quienes las reciben.

Mereces un hombre que no tenga miedo de amar, y que no se llene de soberbia porque es amado. Que goce cada minuto como si fuera el último, que no viva esperando el mañana porque éste tal vez nunca llegue.

Estoy seguro que cuando lo encuentres, lo amarás intensamente… Mientras tanto, no desistas, no dejes de ser tú, no dejes de ser esa luz en la vida de los demás. Porque sé, desde el fondo de mi corazón, que algún día encontrarás a ese hombre que ilumine tu vida, tus pasos, tus metas, tus objetivos, tus días y tus noches. Sé que algún día lo encontrarás. Sé que algún día encontrarás a ese gran hombre, así que sonríe y sé feliz porque yo, desde el lugar donde me encuentre, te estaré buscando”.

No, no es mío, lo he cortado y pegado porque es algo a tener muy en cuenta.

Ya me gustaría a mi haber sabido plasmar todas estas cosas que pienso desde la primera letra hasta el último punto.

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