Un niño que estaba en el circo acompañado de un adulto, vio como unos elefantes enormes estaban atados a una cadena floja clavada en la arena con una estaca de madera. El niño, sorprendido, le preguntó al adulto :Por qué esos elefantes no escapan? Son grandes y fuertes, podrían hacerlo. El adulto miró al niño y le contestó : Porque desde muy chiquitos los tuvieron atados así, tiraron con fuerza para soltarse y no lo consiguieron, ahora son grandes y pueden, pero no lo saben... Se rindieron!!
Y es que a veces, los impedimentos para avanzar, para volar, para dejar atrás todo aquello que nos hizo daño y no nos deja ser felices solo está en nuestra cabeza, en nuestro miedos, en nuestro miedo al miedo y sobre todo, en nuestro miedo a tener la felicidad y perderla y somos tan tontos, tan estúpidos, tan sumamente tontucios que no vemos que la felicidad la tenemos en nuestra mano y la construimos día a día, desde cero cada mañana que ponemos un pie en el suelo al despertar.
Hay veces que las cadenas que nos aprisionan son mucho más débiles de lo que nos pensamos o que nosotros somos mas fuertes aunque no lo admitamos.
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