El calor sofocante no ayuda.
El fresco del alba tampoco.
Me despierto de repente como buscando una excusa.
Miro la hora y maldigo lo poco que voy a poder descansar, porque en ese mismo momento, te metes de nuevo en mi cabeza.
Y le doy vueltas y vueltas a todo.
Repaso mentalmente una por una tus fotos y las nuestras.
Recito de memoria todas las frases cariñosas que me dijiste.
Todas las notas de amor que me dedicaste.
Y sigo pensándote mientras me desvelo.
Te pienso y me gusta hacerlo.
Aunque tu recuerdo deje un poso amargo en el fondo del vaso.
Te pienso y querría tenerte a mi lado en la cama.
Y no importaría ni el calor, ni el frio.
Solo me desvelaría con gusto para verte dormir sonriendo.
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