domingo, 20 de agosto de 2017

PERFECTA.

Ella era perfecta.

Pero con esa clase de perfección que nace de pequeñas taras.

Era perfecta porque su sonrisa es capaz de hacer brillar el sol en esos días en que la tormenta no es una amenaza, si no una realidad que te inunda el alma.

Era perfecta por saber sacar de uno lo mejor de su interior, por quitar caretas, desnudar de armaduras y derruir murallas con una sola mirada y su dulce voz.

Perfecta por estar hecha de esperanza, la esperanza que pone en otras vidas pero que no sabe aplicar a la suya.

Perfecto era su cuerpo de mujer real, perfecto para vivir y morir en el, cada noche, a golpe de besos, sudor y susurros de amor al oido.

Era simplemente perfecta, a pesar de sus imperfecciones, o quizás gracias a ellas.

Perfecta para ser amada, para ser la medicina que curaba mi alma.

Perfecta para ser lo primero en que pensar al amanecer y despertar a su lado cada mañana.

Era eso, simplemente perfecta, aunque ella lo negase.

Aunque no quisiera verlo.

Por más que repitiese que era un manojo de imperfecciones insoportables y de imposible control.

Por mas que se esforzase en parecer imperfecta.

Aunque se empeñase en decir que ella y su vida eran un desastre...eran un desastre perfecto.

A pesar de todo eso y de todos sus defectos y manias, para mi era incuestionablemente perfecta.

No hay comentarios: