Te miro en silencio, mientras no te das cuenta, mientras disfrutas de esa puesta de sol reflejada en el mar, sintiendo en nuestra piel la brisa ya fresca de finales de Septiembre, que hace que empecemos a desear el calor de unos brazos alrededor de nuestro cuerpo.
Te miro y en ese momento pienso en como hemos llegado hasta aqui, hasta este punto de nuestras vidas.
Tu mirando el horizonte callada, pensando en el placer de no pensar mucho, tan solo en los mil tonos de azul oscuro que la puesta de sol pinta sobre el mar tranquilo.
Yo mientras, te pienso y te miro.
Recorro tu perfil dibujado a trasluz, precioso perfil de una preciosa cara, cara natural, real, sin necesidad de maquillaje que disimule imperfecciones que son parte de esa belleza salvaje de la que disfruto cada vez que te miro.
Y pienso eso justamente, que como hemos llegado a este punto, cada uno desde un punto cardinal distinto y distantes entre si.
Cada uno con un camino hecho, sufrido y andado.
Con polvo en los zapatos.
Y aqui estamos, juntos y diciéndonos mucho tan solo con mirarnos a los ojos y y rozarnos las manos con los dedos.
Aqui estamos y me entran ganas de clavar el sol en el cielo, para que este instante sea eterno.
Solo quiero disfrutar de este momento, en el que decimos mucho sin mover los labios, en el que en un segundo se acumula tanto tiempo.
...Y seguir mirándote de perfil al atardecer.
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