martes, 22 de mayo de 2018

RICO.

Mañana hace un año, que mirando fotos y datos técnicos de un mega deportivo en un parque de atracciones, él le dijo a ella que "debes ser consciente de que yo nunca podré ofrecerte algo así ni la vida que a ello acompaña  que solo soy un trabajador, un currante, pero que me dejaré la vida para que no os falte nada"

Ella lo miró a las ojos, le cogió las manos y llamándolo tonto le dijo que "si quisiera eso, lo tendría, solo habría tomado decisiones distintas en su vida, que lo que él tenía para ofrecerle valía mucho más que cualquier cochazo o lujo."

Él no se quedó muy conforme y pensó que eran bonitas palabras que se dicen en momentos de efusión pero que luego es difícil mantener.

Y un año después, él comprobó que no, que quizás eran ciertas y que alguien te dé su atención, se preocupe por hacer tu vida más cómoda, te masajee las piernas con una crema horrible tras un largo y duro día de trabajo, te planche las camisas más blancas de todo Levante, te saque una risa cuando todo se pone en tu contra y no ves una salida, intente ayudarte a cuidar de lo que más quieres en el mundo, te mande un mensaje para que no olvides que piensa en ti a todas horas y hasta se pase tus tontas ordenes por el arco del triunfo metiendo tu ropa interior en la lavadora valen más que cualquier otra cosa que se pueda comprar con dinero.

Y es que para ofrecer lujo sólo hay que tener dinero, a veces mucho dinero, pero para poder entregarte y dar todo tu amor incondicional a alguien, para eso hay que ser rico.

Rico de corazón.

Un año después él se sintió el hombre más rico del mundo, aunque se levantase cada mañana de madrugada para ir a trabajar.

No hay comentarios: