sábado, 8 de julio de 2017

TORMENTA PERFECTA

De repente cae la noche y me sorprende en un rincón de tu dormitorio, entre llamas de cera que bailan a su ritmo  proyectando nuestras sombras en el techo, descubro ese fuego en tus ojos e inicio inútiles maniobras de escapismo  que fracasan a conciencia.

Te preparas un sandwich de marfil y en medio mi piel,  que no se queja; jugueteo con muñecas del color de tu cuerpo y correteo por tu piel tras las hadas chaladas, sin atraparlas.

Si no cabe aire entre tu cuerpo y el mio cuando las manos vuelan bajo, estalla la tormenta perfecta bajo las sábanas.

Leemos nuestros cuerpos en braille, como dos ciegos de amor sin perro guia y mis manos rompen el encaje, poca tela para tapar tanto paraíso, mientras tu ronroneas risas y se acerca la tormenta perfecta.

Con anillas y mi lengua hago juegos malabares que suben la cotización de tus suspiros; mientras nadamos en un mar de sudor y saliva tus manos dibujan rayos por mi cuerpo desatando la tormenta perfecta.

Naufrago en tus besos y me hundo entre tu carne mientras tus dedos tensos trepan por mi espalda y espoleas en mi oido al galope el caballo de mi aliento  y morimos en esta maravillosa tormenta perfecta.

Y tras la tormenta llega la calma, el aire fresco entra por la ventana y el amanecer se refleja en tu plácida espalda erizando tu piel con el frio; te abrazo pegándote a mi pecho, como el náufrago que se agarra a un tronco tras la tormenta perfecta.

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