martes, 12 de junio de 2018

EL MOMENTO.

No pensaba en qué pasaría mañana, ni pasado mañana, ni mucho menos la semana siguiente.

Era feliz, consciente de que podía también ser muy, muy feliz, pero como decía, al fin y al cabo esa felicidad que disfrutaba lo reconfortaba, cada cosa a su tiempo y sin prisas; poco a poco y a fuego lento las cosas salen mejor y siempre con buena letra.

Disfrutaba de lo que tenía e intentaba sacarle el mayor partido posible, la mayor cantidad de sonrisas, de "te quiero", de mensajes, de canciones dedicadas, de caricias, de "te pienso", de besos y sobre todo de abrazos que calientan por dentro.

Se dejaba llevar, disfrutaba del momento y de lo que daba ese momento; sin prisas, sin presión, sin exigirle más a la vida, no por falta de ganas ni por falta de sentimientos, simplemente porque sabía que la vida es muy zorra y cuando le exiges, te quita lo que tienes y te las hace pasar putas...muy putas.

Y así, se dedicaba a vivir el momento viendo que le regalaba la vida al día siguiente, esperando que hoy fuese mejor que ayer y sin pensar en mañana, prefería pensar en ella, que eso si que era bonito.

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