No pensaba en qué pasaría mañana, ni pasado mañana, ni mucho menos la semana siguiente.
Era feliz, consciente de que podía también ser muy, muy feliz, pero como decía, al fin y al cabo esa felicidad que disfrutaba lo reconfortaba, cada cosa a su tiempo y sin prisas; poco a poco y a fuego lento las cosas salen mejor y siempre con buena letra.
Disfrutaba de lo que tenía e intentaba sacarle el mayor partido posible, la mayor cantidad de sonrisas, de "te quiero", de mensajes, de canciones dedicadas, de caricias, de "te pienso", de besos y sobre todo de abrazos que calientan por dentro.
Se dejaba llevar, disfrutaba del momento y de lo que daba ese momento; sin prisas, sin presión, sin exigirle más a la vida, no por falta de ganas ni por falta de sentimientos, simplemente porque sabía que la vida es muy zorra y cuando le exiges, te quita lo que tienes y te las hace pasar putas...muy putas.
Y así, se dedicaba a vivir el momento viendo que le regalaba la vida al día siguiente, esperando que hoy fuese mejor que ayer y sin pensar en mañana, prefería pensar en ella, que eso si que era bonito.
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