miércoles, 27 de junio de 2018

CRISTAL ANTIBALAS

Desde fuera, desde lejos me tocaba ver como se rompía, como su energía desaparecía al mismo tiempo que su sonrisa.

Lo miraba detrás del cristal antibalas que es la distancia y el no saber exactamente cual era mi lugar y la impotencia me mataba.

Impotencia de no saber, de no estar, de ver las cosas distintas pero desde fuera.

Impotencia por no poder levantarla o mejor aún, levantarla no, sujetarla, empujarla, acompañarla cogidos de la mano.

Y decirle que no estába sola, ni en aquello ni en nada, nunca, nunca más en su vida.

Impotencia por dejarme los nudillos golpeando ese cristal, dejandome la voz gritandole que estuviese tranquila que mañana saldría el sol, sin que mis palabras pudieran atravesar las capas de ese cristal antibalas, antiamor, anticogemimanoyvamosabailarmientrasnosreimosdetodos, antimifuerzaestuya, antimividaestuya.

Cristal maldito de kilómetros, de miedos, de dudas; cristal maldito que rompería en el acto si ella me lo pidiese.

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