viernes, 24 de agosto de 2018

NO SOY UN GATO.

No, no soy un gato, ni creo en la reencarnación, es por eso que no voy a tener opción de equivocarme en la vida y poder enmendarlo en otra ocasión; es por eso que el tiempo que consumo, que utilizo en vivir, en respirar, en mirar las cosas que amo y a las que dedico mi alma no lo voy a recuperar.

No me van a quedar otras seis vidas en las que no cometer errores de otras anteriores, solo tengo una.

Solo tengo una y quiero pasar el resto de ella viendo tu cara al despertar, o tu nuca, esa nuca que me pide un beso y un mordisco cada vez que se pasea ante mis ojos.

Solo tengo esta y quiero escribir las páginas que queden de mi libro cogido de tu mano, dejándote escrita en cada hoja y que cada día al ponerse el sol sobre nosotros sea un final feliz.

No voy a volver a nacer y empezar de nuevo, ni quiero hacerlo, pero si que quiero que cada día renazca este amor que te tengo, que nos tenemos; que nazca cada día y entre los dos lo hagamos crecer a base de risas, de besos, de bromas, de mirarnos a los ojos en silencio diciéndonos todo tan solo con el baile de nuestras pupilas; que crezca cada día mientras bailamos, mientras rodamos juntos por carreteras nuevas, mientras dejamos candados con nuestro nombre en todos los puentes que crucemos y que sellemos nuestro paso por ahí con un beso y un abrazo con los que solo nosotros, tu y yo, sabemos parar el mundo

No, no soy un gato aunque siempre caiga de pie y aún así, a pesar de tener solo una vida, quiero que sea tuya, sabiendo que no la voy a recuperar.

No hay comentarios: