lunes, 27 de agosto de 2018

ALAS.

Y por fin, después de años de intentar conseguirlas, han brotado las alas en mi espalda.

Han salido las alas para volar, volar lejos de mi hogar, donde me lleven el viento y mis sueños.

Alas para hacerme volar allí donde crea que reside mi felicidad  allí donde encuentre tranquilidad y sustento, y algún día, quizás me lleven al lugar donde plantar mi nido.

Por fin tengo mis alas y queda ya poco tiempo para acercarme al borde del precipicio y saltar al vacío; poco tiempo para que en mitad de la caída se desplieguen y me hagan remontar el vuelo.

Se abrirán y volarë los más cerca del sol que pueda, sin miedo a que se derritan coma aquellas de Ícaro, ya que las mías no son de cera, son alas de ilusiones, esperanza, valentía, felicidad y amor.

Esperemos que en el momento del despegue, este desasosiego desaparezca y disfrute del vuelo, del viaje y del destino.

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