sábado, 11 de noviembre de 2017

CONTRAPRODUCENTE.

Es muy duro quererte y saber que debo decir no, que lo nuestro nunca acabaría bien, que sería crónica de una muerte anunciada porque a fuerza de realidad no confío en ti.

Saber que lo que mas quieres te dañará mas pronto o mas tarde, que el daño será inmenso y la onda expansiva arrasará lo poco bueno que conservas en tu interior, que aniquilará cualquier rastro que exista  de tu confianza en el amor, que hay pozos de los que no puedes salir, aunque sigas con tu dia a dia como si el infierno no se hubiese desatado.

Es duro necesitar darlo todo por alguien y que ese poco que te queda por dar sea tu dignidad y el atisbo de cordura que te hace frenar los pies para no correr en su busca.

Duele el saber que si un dia nos volvemos a cruzar, por mucho que tu sonrisa me deslumbre, por muy grande que sea el embrujo que tus ojos ejerzan sobre mi, por mucho que tu dulce voz me arrastre, deberé guardar la distancia minima de seguridad que se nos impone a los que pensamos con el corazon y sentimos con el cerebro; que no podré besarte ni abrazarte por prescripción médica del jefe de psiquiatría, que decirte al oido como te quiero y lo mucho que me cuesta vivir sin ti tenga que ser seguido de una llamada al 112 porque será como abrir mis venas con todos los versos que te dediqué.

Es duro saber que amarte de este modo y no alejarme de ti, me convertiría en polilla suicida alrededor de la luz de tu risa aunque una vez muerto sonasen de marcha fúnebre Marwan, Fredi, Mon y el maestro Bunbury.

Creo que no ha habido en mi vida nada tan contraproducente como el amor que te tengo.

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