miércoles, 6 de septiembre de 2017

UN MES DE ABRIL.

La conocí un mes de Abril, o mas bien me la presentaron, ya que era de ese tipo de mujeres a las que no se conoce nunca sino que se prestan, mejor dicho, a ser descubiertas día a día, cada hora, cada vez que las miras.

Entró en mi vida de perfil, suavemente, como te va calando la lluvia de mediados de mayo cuando empieza a caer, sin ahogarte pero dejandote igualmente empapado.

Su sonrisa se hizo rápidamente un hueco en mi memoria, esos ojos tristes que decían tanto con solo mirarte en ellos, se convirtieron en mi imborrable espejo.

Su dulzura abrió mazmorras cerradas en mi alma.

Rescató ilusiones e inventó algunas nuevas que nunca existieron.

Me hizo volar, volar muy alto convirtiendo sus besos en mis alas y sus risa en mi paracaidas.

Sentí que me había salvado y de hecho así fue, salvado del pasado.

Salvado de demonios internos que me estaban matando.

Salvado de mis miedos, del abandono, de la ausencia de esperanza, del vacío.

Y como es una mujer fuerte, heroína vestida de verde, acabó también con el hombre malo de la pala dejandolo muerto y enterrado, para siempre, algo que nunca podré dejar de agradecerle en lo que me quede de vida.

La sentí cerca, muy cerca, mas que cerca dentro, a pesar de la odiosa distancia que nos separaba.

Y digo cerca, porque nunca he sido de sentir mia a ninguna mujer y mucho menos a ella, que no es una posesión, ni un objeto, si no mas bien un tesoro.

Y los días tuvieron luz, y calor, y mucha alegría, el tipo de alegria que te da desenvolver un regalo, estrenar un vehículo, comprarte una casa.

La alegria que te da el comienzo de algo nuevo, el primer paso del resto de tu vida.

El único problema es que ella tambien necesitaba ser salvada.

De su pasado, de sus miedos, del dolor de sus heridas.

De cicatrices no curadas, de noches de insomnio, de un paso adelante y dos atrás.

Salvada de la tormenta que empezaba en su cabeza y se hacía crónica en su pecho.

Salvada de si misma.

Pero hay veces que por mucho que se intenté salvar a alguien que cae al vacío, si ese alguien no te da su mano para que la cojas no puedes salvarla.

Hay veces que el mal es tan grande y te deja tan vencido que no confías en que la salvación exista.

Fue un tiempo de ensueño, de lo mejor y peor vivido.

De promesas de amor eterno sin saber que la eternidad iba a durar unos meses.

Y no murió el amor, lo mataron los miedos, las dudas y un pánico disfrazado de prudencia.

Y los saltos a la piscina se hicieron con salvavidas.

Y el saltar en los charcos bajo la lluvia se hizo con paraguas y botas de agua.

Y lo que iba a ser eterno vio su fecha caducada.

Promesas de amor eterno que fueron disfrazadas de un intento de conocerse, de un comienzo con frenada.

Y desaparecieron los ''te amo'', los ''te pienso'' y los ''me encantas'', dejando paso a la distancia aun con la piel pegada.

Y si, la verdad es que fue bonito, fue precioso, hubo magia, pero las hadas se quedaron sin polvo en sus alas, los juguetes siguieron rotos y sin nadie que los reparara.

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