sábado, 23 de septiembre de 2017

LA PRINCESA DE CALAHORRA.

Cuenta la leyenda, que un rey construyó un castillo y quiso traer al mismo a una princesa extranjera, pero al ser ella tan especial, construyó un castillo lujoso e increíble, para irse de cacería y disfrutar de su compañia.

Mi princesa visitó mi humilde castillo estos días y no, no es lujoso, pero hubiese querido que lo fuese aunque ella no lo necesite.

Hubiese querido construir un castillo para ella, pero no para impresionarla, porque ella no es de esas mujeres impresionables, si no de las que impresionan.

Hubiese querido darle un castillo...no, un castillo no , un reino entero.

Y no para ir de cacería, si no para disfrutar del placer de una pelicula en el sofa, de una copa de vino mientras cocino, de dormir desnudo sin taparme...perdón, tapándome con su piel, calentándome con su cuerpo.

Yo, que no soy ni rey.

Ni principe.

Ni conde.

ni nada parecido.

Pondria mis dominios a sus pies, por grandes o pequeños que fueran.

O fuesen.

Porque ella no vale unas tierras.

Ni unos bosques.

Ella vale un reino, un país, un mundo.

Le he construido un lujoso castillo a mi princesa, no en Calahorra.

En mi corazón.

No hay comentarios: