miércoles, 27 de septiembre de 2017

AL LLEGAR A CASA.

Llegar a casa después de un duro día de trabajo, de las dos horas y media de gimnasio, de pasar por el súper y de recoger las bujías que encargué para tu moto.

Llegar a casa, abrir la puerta y que vengan los tres peludos moviendo el rabo a que los acaricie y les de su ración de cariño.

Llegar a casa, que tu hijo venga a darme un abrazo y un beso, a contarme lo bien que le fue el examen y a pedirme que le explique como se unificaron Las Españas mediante Fernando e Isabel, porque necesita plasmarlo en una redacción para clase de historia y como siempre, tiene que sacar la mejor nota.

Llegar a casa y sentirte en nuestro dormitorio, recién salida de la ducha, envuelta en una toalla y con el pelo húmedo todavía.

Así, tan bella como siempre, con esa sonrisa tan fantastica, radiante tras un día en el trabajo, y reluciente en tu cuarto mes de embarazo.

Llegar a casa, besarte, abrazarte como si hiciese años que estamos separados, aunque esta tarde hayamos estado juntos en el ginecólogo, hace apenas tres horas.

Mirarte y volverte a abrazar, mientras te beso, mientras te digo que te quiero sin articular palabra con la boca, como solo tu y yo sabemos hacer, con un inventado idioma de gestos, de sonrisas, miradas y caricias con la punta de la nariz en el cuello.

Y tumbarnos en la cama, y contarnos, y hacernos cosquillas, y jugar con el enano que cada día está mas grande, que nos cuente cuanto le gusta el libro que empezó a leer ayer y que casi ha terminado.

Sorprenderte con los planes que he hecho para el fin de semana, con esa escapada en caravana a un pueblecito perdido, pintoresco, de manta y chimenea mientras contamos historias de terror los tres y los perros se tumban al calor de la lumbre.

Llegar a casa y que no sea solo nuestro hogar porque la wifi se conecta sola a nuestro movil, si no porque ahí están nuestras ilusiones, nuestra tranquilidad, nuestro calor.

Llegar a casa y hacer la cena y no dejarte comer solo dos yogures porque ahora tienes que cuidarte por dos.

Y miraros jugar a la Nintendo mientras cocino, veros gritando y riendo para ver cual de los dos gana, verte haciendo trampas a un niño por tu espíritu de competición.

Miraros y saber que esto es lo que mas amo, por lo único que mataría, lo único por lo que moriría.

Lo que me da fuerza cada mañana.

Lo que me carga las pilas al empezar el día.

Nuestro tesoro.

Mi patria nuestra casa y vuestra sonrisa mi bandera.

Nuestros perros.

Nuestros hijos.

Tu.

Yo.

Nuestra familia.

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