Te despiertas una mañana y ves que el verano está retrocediendo para dar paso al otoño.
Que los días acortan y ya no son tan soleados.
Alguna tormenta aparece arrastrando las nubes detrás suyo, preludio de lluvias que vendran a limpiar todo el polvo que dejaron los meses estivales.
Y si esa lluvia no nos permite rodar, la veremos caer tras la ventana, con una taza de algo caliente entre las manos.
O quizás estemos tan locos como para salir ahí fuera a correr y saltar mientras cae, para que limpie de nuestro cuerpo también todo el polvo seco que nos dejó el verano, sofocante verano.
Se va terminando el verano y las noches se tornan mas frescas.
Al clarear el día hace que dormir desnudo y con la ventana abierta sea un acto de rebeldía, una declaración de intenciones.
Recobramos el placer de tapar nuestro cuerpo con una sabana suave, habiendo dejado atrás las noches cálidas y el insomnio aparejado al bochorno.
Dentro de no mucho habrá que ponerse algo más de abrigo, una cazadora en la moto, manga larga por la calle, una colcha sobre la cama para poder seguir durmiendo desnudo.
Y todo dará igual, seguiré sintiendo frío, pues no rodarás conmigo, tus abrazos no darán calor a mis paseos, tu cuerpo y tus besos no calentarán mi lecho.
El Otoño está a las puertas y después vendrá el frio Invierno.
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