Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo.
Pero no, no quiero tener algo contigo, lo que realmente quiero es tener todo contigo.
Todo
Y cuando digo todo, me refiero a mañanas con tu cuerpo a mi lado al despertar, a preparar desayuno para dos mientras acabas de arreglarte en el baño antes de salir a trabajar.
Me refiero a paseos por el parque al llegar la tarde, a rutas por el asfalto cualquier domingo, a vacaciones en autocaravana, a un regalo bajo la almohada cualquier día no marcado del calendario.
Todo comprende mi mano para agarrarla cuando tropieces, a masajes en los pies, a ropa que huele a recién planchada, a dispararnos con la funda de la pajita del refresco en Burger King.
Cuando digo que no quiero algo y que lo quiero todo, quiero decir que unos billetes de avión y un hotel para un puente sin avisar me parecen genial, que yo cocino y tu haces el baño, que yo no meto "esas cosas" en la lavadora y tu no planchas mis camisas, que yo te abrocho la cremallera del vestido y tu me haces el nudo de la corbata, que yo no me meto con tus escapadas a la pastelería y tu no haces comentarios sobre mis proteínas y mi creatina.
Cuando digo todo, son las tardes de peli, sofá y palomitas, al dejarme derrotar a la Nintendo solo por verte feliz de ganar, al tumbarnos en el césped de cualquier parque tú a leer y yo a escribir, mientras escuchamos a Marwan, a Fredi, a Medrano o a India.
Todo es futuro, amor, pasión, risas, compañía, caricias, hacer las paces, canciones, Navidades, reuniones de colegio, sexo increible con mucho amor, vacaciones, curvas detrás de tu rueda, amor, bailes y saltos, más tinta en la piel, confianza, perdernos por calles de Granada o por calas de Javea, libertad, valor, besos e increíbles abrazos, familia y sobre todo, sobre todo...felicidad.
Todo eres tú.
Todo soy yo.
Todo somos nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario