Fue mirarse despues de un tiempo sin verse y no pudieron echar el ancla a sus ganas de abrazarse.
Unieron sus cuerpos en un abrazo cargado de sentimientos, de ''te he echado mucho de menos'', de sentirse en paz, de sentirse protegidos, en un abrazo lleno de emoción y sentimientos encontrados.
Se abrazaron durante segundos que parecieron eternos, ella escondiendo su cara en ese hueco que se forma entre el cuello y la clavicula y él abarcando el cuerpo de ella con sus brazos y atrayendola a su pecho, en un gesto protector.
Y en mitad de ese abrazo, él la sintió temblar entre sus brazos, en un temblor involuntario que mezclaba cariño, sorpresa y también miedo.
Ese miedo tambien lo compartían, porque él, a pesar de sus anchos hombros y de esa imagen fuerte y cargada de caracter, tambien lo sentía; era el mismo miedo que hacía temblar sus piernas.
Se abrazaron y tembló el pecho de ella, temblaron las piernas de él, pero sobre todo, sintieron temblar sus almas, al mismo compás y era por eso precisamente por lo que se negaban a abrir sus brazos dejando escapar al otro.
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