lunes, 5 de marzo de 2018

LA BELLEZA A LAS 09:57.

Delante de el, la cola se formaba por dos guiris de visita en la ciudad, un profesional liberal que subiria a su oficina en unos minutos y un progre con pinta de hipster a quien el pedir un café carisimo en Starbucks le debia parecer lo mas proletario y revolucionario del mundo, lo suficiente para tagearlo y subirlo a Instagram desde su Iphone.

Él disfrutaba de su dia libre y en esta epoca del año le encantaba paladear un desayuno algo especial repantigado en un sofá mientras al otro lado del cristal veia la ciudad moverse sin parar.

Se giró y ahí estaba ella, sentada, mirando a ningun lado, perdida en sus pensamientos, en algún lugar entre las tareas pendientes y el temblor que notaba bajo sus pies al no asimilar que ya no debia darle explicaciones a nadie de lo que hacía en su vida, de donde estaba y de con quien se tomaba un café.

Ahi estaba ella, sin darse cuenta de que él la miraba fijamente y disfrutaba con lo que veia.

La miraba y le parecía símplemente preciosa, la cosa mas bonita que jamás había visto, ahi, incluso con esa mueca de algo parecido a la mezcla de preocupación y satisfacción, si es posible estar preocupado por estar a gusto.

Ahí, apoyada de lado sobre el brazo del sofá, con la lisa melena morena cayendo sobre sus hombros mientras él la miraba intentando grabar en su memoria ese momento, ya que no tenia a mano su cámara para dejar constancia de lo que es la belleza a las 09:57 de la mañana.

Hubiera parado el reloj para poder disfrutar de ese momento durante horas.

Y ella se giró.

Se giró y al ver que él la miraba sin hacer caso a nada ni nadie de lo que lo rodeaba, sonrió.

Sonrió como cuando el Lorenzo te calienta la cara un frio lunes de principios de Marzo y para él salió el sol, ahi mismo, dentro del local.

Salió el sol para él y ''café con leche descafeinado, mediano, con azucar moreno'' le pareció la frase mas hermosa que nunca nadie podría pronunciar.

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