Oficialmente, la versión era que entre ellos solo había química,
a ella le gustaba él y a él le gustaba ella,
a ella le ponía él (mucho) y a el tambien, tambien le ponía ella (mas aún, para que negarlo).
Y si, bueno, esa era la versión oficial, la de cuando se hacen declaraciones a la prensa, esa con la que tratamos.de quitarle hierro al asunto...cuando estamos mas que oxidados.
La realidad era que en las miradas que se cruzaban no solo habian chispas y fuego, habia tambien dulce de leche para hacer unas cuantas tartas.
Las sonrisas que se lanzaban mutuamente (y que siempre hacian diana) eran de satisfaccion y de complicidad, pero no de esa complicidad que te lleva a querer quitarte la ropa...bueno, de esas alguna también.
Cuando se rozaban las manos y jugueteaban con sus dedos sobre el blanco del marmol habia ternura y un placer casi adolescente, como sacándole todo el partido a este escondido contacto que mantenían durante apenas unos segundos.
Sus abrazos eran estrechos, cálidos y aunque rápidos parecían durar infinitamente, o al menos eso les hubiese gustado a ellos; eran abrazos de paz, de mejilla contra mejilla, de aspirar perfume y morderse el labio uno mismo para no morder su lóbulo con cuidado.
Mensajes a diario, de buenos dias, de buenas noches, de decir lo mucho que se echaban de menos, de mirar varias veces la pantalla buscando un nuevo mensaje, de quedarse en blanco frente a ella sin saber como plasmar lo que palpitaba en el pecho y queriendo no hacerlo al mismo tiempo; como dos quinceañeros enamorados, como dos idiotas luchando contra lo que sentían porque no era lo correcto, como si lo correcto fuera pensar en alguien más que en ellos solos.
Pero la version oficial era que solo habia quimica, le decian al mundo, se mentía ella, que solo era algo carnal contaban en las ruedas de prensa.
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