No eran sus dientes haciendo presa algo doloroso,
ni carnal,
ni sexual;
no esta vez ni tampoco de esta manera,
al fin y al cabo solo era un suave, rapido y tenue mordisco en la mejilla.
Era algo mas que un acercamiento total entre ellos,
más que marfil sobre piel de terciopelo.
Eran simplemente bocados de realidad.
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