miércoles, 4 de octubre de 2017

SE ENAMORÓ

Y ella se enamoró aunque lo negase mintiendose a si misma, a el y al mundo entero, si, se enamoró.

Se enamoró de esa sensación que tenia al mirarlo aún sin conocerlo, de ser un hombre solo, duro y curtido por la vida pero con un rio cálido y tranquilo fluyéndole por dentro, con mucho que dar a pesar de lo poco recibido.

Se enamoró de que su voz fuese el bálsamo que curaba sus heridas cotidianas, la venda que sanada su alma dislocada después de tantos tropiezos por la vida.

Se enamoró de que leerlo o escucharlo trajese consigo la paz que mas que ansiar era una necesidad cada vez mas asfixiante en su vida y de que él siempre estuviese dispuesto a regalarsela.

Se enamoró de mil y un detalles que pasan desapercibidos si no te fijas muy bien en ellos, si no paras el mundo y los desgranas rebobinando tu vida y volviendola a pasar a cámara lenta, en slow motion.

De sus sonrisas de medio lado, de esa pasion adictiva por morderle el trasero, los brazos, el cuello o la espalda; de ese sentido del humor tan peculiar, tan poco del Sur y tan de tierras que huelen a polvora y azahar.

Se enamoró del tacto de su piel, del roce de las yemas de sus dedos recorriendo su cuerpo casi sin tocarlo, sintiendo como la electricidad estatica chispeaba a cada caricia; de sus brazos alrededor de su cuerpo por la noche, cuando toca dormir y de que esa sensacion de calor y proteccion anulase el insomnio que compartía lecho con ella cada noche desde hacía ya demasiado tiempo.

Se enamoró, aunque al principio no entendiese el por qué de esa reaccion, de sentirlo temblando como un flan entre sus brazos, piel con piel, temeroso casi de tocarla, como si fuese lo que realmente era para él: una preciosa y fragil obra de arte que puede romperse si se la trata con rudeza innecesaria.

Se enamoró de sentirlo vibrar entre sus piernas, de que sus besos, sus caricias y su sexo fuesen a la vez fuego y lluvia fresca de primavera, de que pusiera el corazón y el alma en cada caricia que derramaba sobre su cuerpo marcado y dibujado; de su entrega, de su emoción, de esa humedad de sus ojos al mirarla despues de amarse y decirle lo mucho que la queria...que aún la quiere.

Se enamoró sobre todo, por encima de casi todas las cosas, de sus versos, de que lo pusiera todo en ellos, de que fuesen el himno de ese pais que él quería habitar, ese que llevaba su nombre y apellidos; de que hiciese bandera de cada palabra, cada caricia escrita a mucha distancia y a traves de un teclado virtual; si, se enamoró de eso y seguia haciendolo cada vez que lo leía, preguntandose una y otra vez como alguien podía amarla de tal manera, a ella, que tan poco y tan mal amada había sido.

Se enamoró, claro que se enamoró también de sus mensajes de buenos dias, de buenas noches, a cualquier hora del dia, del vuelco que le daba el corazón cada vez que su smartphone le avisaba de que él, ademas de estar pensando en ella, le mandaba un mensaje para que no lo olvidase; de que esos mensajes le sacasen una sonrisa de donde no la había y de que casi siempre secasen las lagrimas que le sangraban de los ojos de vez en cuando.

Se enamoró de eso y de mucho mas, de cosas que ni ella misma sabe ni sabrá jamás, pero que le hacían plantearse si realmente lo mejor había sido sacarlo de su corazon, de su vida, de su cama.

Se enamoró, por mucho que lo negase, y ese amor le hacía odiar su cobardía, sus miedos y esas dudas que no eran mas que un globo gigante que solo ella podía pinchar.

Se enamoró, eso está claro.

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