NO PUEDO?

No puedo...no puedo...perdón?

No, claro que puedes tu, claro que puedo yo, porque a ver quien es el chulo que nos lo impide, a ver quien va a decirnos que hacer con nuestras vidas, a ver cual es el motivo que nos prohíbe ser felices, pero felices de verdad, al 100%, felices de esa manera que te hace tener las manos calientes en Invierno, la espalda fresca en Agosto y la sonrisa perenne, para que florezca en Primavera y no caiga de las ramas en Otoño.

Claro que se puede, porque dice la sabiduria popular que querer es poder y querernos....querernos podemos, querernos mucho si nos dejamos, tu y yo, que nadie mas debe darnos permiso para hacerlo.

Querernos mucho no, querernos todo.

Pero claro, quien dice que no se puede es el miedo; miedo al riesgo, miedo a no perder esa cuota de felicidad que solo es un porcentaje no completo del total que puedes alcanzar.

Miedo a mirar mas adentro, a ver que la habitacion vacía sigue estándolo pero ahora tiene una buena y bonita capa de pintura, alfombras para corretear descalzo y jugar tumbados en el suelo y unas preciosas cortina que no tapa toda la luz que entra por la ventana.

Si, está vacía pero esperando que quizás, si te gusta y si me gustan a mi tus maletas, te mudes a ella.

Miedo a saber a ciencia cierta que eso es lo que quieres, lo que has esperado durante 30 años, miedo a superar el vertigo que tienes a dar el primer paso y no parar de correr.

Y no me cuentes historias de estabilidad, que no hay mas estabilidad que saber que quien duerme a tu lado estará ahi siempre a pesar de todas las zancadillas que la vida quiera poner, a pesar de quien se quiera cruzar y sobre todo, porque todo lo que quiere, todo lo que mas ama, todo lo que espera de la vida como regalo duerme a tu lado de la cama y deje en la ducha largos hilos de seda negra.

Porque, para que vamos a conformarnos con solo una parte del pastel pudiendo comernos a medias toda la tarta?

La gente como yo, como tú no hacemos las cosas a medias, sabemos lo que queremos, vamos a por ello y no nos conformamos con nada que no sea el premio gordo, el de cada dia, el de cada mes, el de cada año hasta el final; no dejamos pasar ese premio gordo delante de nuestras narices mientras lo rozamos con los dedos dejandolo escapar por no alargar un poco el brazo.