Querida Roja:
Hace ya demasiadas lunas que no veo por el bosque tu caperuza color carmín.
Hace ya mucho que no acecho entre la maleza y las sombras de los árboles con tan sólo el deseo de verte pasar camino de casa de tu abuelita, con esa cesta colgada de tu brazo y el pelo enredado de corretear por los senderos.
Y te echo de menos, como echo de menos tumbarme sobre la hierba en mi claro preferido del bosque, feliz de haberte visto ese dia y recreando cada detalle de esos pocos segundos en los que aún a distancia te he sentido cerca y mía.
Hace mucho también, que cada vez que le aullo a la luna no lo hago con esperanza de volverte a ver, si no con la tristeza que da el saber, que mi bosque queda retirado de los caminos que ahora recorres y que nunca llegará el día en que nos sentemos en un tronco caído y utilizando una piedra como mesa y las estrellas como candelabros nos cenemos la merienda de tu abuelita justo antes de cantarle a la luna como dos lobos.
Es duro saber que todo lo que tenía para verte, oírte, tocarte, olerte y comerte mejor seguirá guardado para nunca usarlo
Aténtamente: Lobo
No hay comentarios:
Publicar un comentario