Queremos ser lo mas importante en la vida de alguien, lo que lo llena, lo alegra, le hace sentir protegido y cuidado.
Mataríamos porque alguien viniese cada dia a recibirnos al llegar a casa, como si el simple hecho de aparecer acabase con todas sus preocupaciones y miedos, que nos recibieran alegres para llenarnos de besos y acurrucarse en nuestros brazos sintiendo que ese es el mejor lugar del mundo.
Buscamos siempre, a lo largo de nuestra vida quien venga a despertarnos con caricias, quien nos apoye en los momentos duros, sin apartarse de nuestro lado ni un segundo y para quien dormir a nuestro lado sea la mayor satisfacción que puedan recibir al terminar el dia.
Quien solo vea lo bueno de nosotros y que aunque tambien conozca lo malo, lo olvide sin darle importancia;
quien sea fiel de verdad, hasta que la muerte nos separe.
Y esos seres, que no ponen precio a su cariño, acaban siendo el amor de nuestra vida si tenemos suerte.
Yo tuve esa suerte y siempre dije que Sacha era el amor de mi vida, con el hocico húmedo, sus pelos blancos en mi ropa y la pata encima de mi mano.
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