sábado, 23 de diciembre de 2017

NO PODEMOS.

No, ahora no podemos.

Tú porque no debes y yo porque aún curo cada mañana mis cicatrices.

A pesar de las miradas, de las sonrisas, de esas ganas reprimidas cada dia por rozar el dorso de tu mano con mis dedos, no podemos.

Y con eso nos quedamos, con tus ojos grandes en los mios, en fugaces miradas furtivas terminadas en picaras sonrisas.

Nos quedamos con las ganas de mis manos por perderse entre tu pelo, de contarte, de que cuentes, de contarnos cada momento; de conocerte, de conocernos, de conocerme reflejado en tus ojos.

Con las ganas nos quedamos.

Y habrá que dejar este tren marchar, cada uno en costados opuestos de la via, ese tren que se lleva en sus vagones tardes de paseo colgados de nuestras manos, mañanas despertando tapado en ti, noches de sentirnos pegados bajo la manta, con una copa de vino, una pizza a medias y algo que no mirar en la pantalla, de excursiones de mis labios por la playa de tu espalda.

No, ahora no podemos y nos conformamos con lo que se puede, una sonrisa con los buenos dias, mil miradas reprimidas, el mas dulce té verde con dos sobres de sacarina y algún dia, si se puede, compartir corazones de gominola y dulces estrellas hechas de nubes de azucar.

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