martes, 4 de abril de 2017

SUICIDAS DEL ALMA, TAHURES DEL CORAZÓN.

Somos lo que somos por las cicatrices que nos ha dejado la vida, porque quien no las tiene no arriesgó o le fueron bien las cosas a la primera, no tuvo el placer de equivocarse, de ser engañado, de caer y volver a levantarse con el labio partido pero los puños en alto, aunque te tiemblen las piernas de miedo y el pecho de rabia.
Somos lo que somos a base de besos, de caricias, de susurros en nuestros oidos décimas antes de conciliar el sueño, de mordiscos en la piel, zarpazos en el corazon y vacios en el alma.
Somos lo que somos porque lo llevamos dentro, porque nos gusta el riesgo, porque nunca declinamos el reto, la aventura o el combate, porque nos lanzamos a tumba abierta con una sonrisa y los ojos cerrados, sabiendo que posiblemente aterricemos mal, pero confiando en que aun con los huesos rotos nos pondremos en pie entre risas o entre lagrimas y volveremos a intentarlo.
Somos los que somos, porque amamos a pelo, sin tabúes ni la profilaxis del que no dice un ''te quiero'' hasta no estar seguro de ser correspondido, no vaya a ser que su vida se tambalee y se caigan sus adornos en su estantería mental.
Somos lo que somos, suicidas del alma y tahures del corazón.

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