miércoles, 5 de noviembre de 2008

TIMIDO

Un dia desperte, puse un pie en el suelo y lo dije:

Hasta aqui llegan los dias, de verguenza candorosa,
de timidez asfixiante, del rubor que palpita en rojo bermellon,
de ojos bajos al hablar, con voz tenue mas adivinada que oida.

Dije adios al que pensaran, al terror al no, al si, al tal vez, a cualquier contestacion mas bien.
A la negacion a una idea antes de ser pensada siquiera,
a la falta de decision disfrazada de indecision,
al cruzar para no cruzarse,
al añorar la transparencia del hombre invisible para mi mismo,
al sudor frio por pedir turno en la panaderia.

Cuando una risa mas que una alegria se tornaba en tortura,
cuando la temia mas que la anhelaba.
Cuando la ultima fila de clase era el escondite perfecto,
la barrera que hacía que nadie reparase en ti,
el ultimo reino perdido, para un principe solitario,
que no cabalgaba corcel alguno, ni tigre negro de blancas rayas,
si no arrastraba sus zapatillas en silencio, por el destierro de la verguenza,
que no hablaba para no molestar, que casi ni respiraba por no ofender.

Años y años de mudo sufrimiento, sin que nadie reparase en si tenia algo que decir,
sin sacar fuera del huevo del pensamiento mi mundo interior,
ese en el que se desarrollaba la verdadera vida, paraisos paralelos en los que nada temia,
en los que pululaba libre sin miedo ni temor;
En los que todo era luminoso, verde, naranja, azul, rojo radiante, amarillo chillon,
sin lugar alguno para la angustia, la tristeza o la frustracion.

Muchas horas en el recreo, en un rincon, jugando solo,
compartiendo el bocata de nocilla con uno mismo,
con la unica compañia de los soldados de plastico que habitaban mis bolsillos,
conduciendo desde el interior de coches en miniatura,
a lomos de corceles pintados de toxico plastico marron,
compartiendo su grupa siempre con un indio, nunca con un cowboy.

Hubo un tiempo, hace mucho gracias a dios,
en que yo era timido, pero ya pasó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Rencuentro con Ray,
pensé que te gustaría.

..."La sensación de niño era fundamentalmente la de estar desarmado, y en las mañanas de las que estoy hablando la sensación era la misma pero peor, como estar desarmado para siempre. En estos casos la duración de la putada es fundamental, porque no es lo mismo torcerse el tobillo que ser cojo. Un dragón al que se le ve el final de la cola no es un dragón demasiado peligroso, y un tren de diez vagones puede pasarte por encima pero no puede estar pasándote por encima toda la vida."...

HÉROES