Ya no estamos para cambiar pañales a bebés perpetuos que lucen frondosas melenas inguinales.
Ni estamos titulados como psicólogos de adolescentes emocionales por vocación, de esos que tienen acne en el alma y canas en las sienes y que viven la vida y las relaciones como su eterna pubertad, de cualquier manera.
Estamos cansados de elefantes hiperactivos borrachos de Red-Bull empeñados en bailar dentro de nuestro corazón de cristal.
Demasiadas cicatrices en nuestros corazones y cansancio en nuestras almas dan fé de que no, esta vez va a ser que no.
Simplemente estamos para que nos cuiden, para ser cuidados con mimo, como nos merecemos, que nos cuide alguien que merezca hacerlo y que a su vez, con ello merezca nuestros cuidados, nuestra empatia, nuestra dedicación, nuestro cariño, nuestros besos y nuestro sudor, que esta vez no daremos gratuitamente, si no a cambio de amor del rico-rico y del bueno-bueno.
Si no estás mentalizado a esto, sigue jugando y levanta la tapa de otro yogurt a ver si tiene premio, porque nosotros somos yogurt gourmet, para buenos paladares, finos y exigentes, no para cualquier morro cochinero.
Dedicado a mi Arantxita canija, yogurt gourmet del rico-rico y del bueno-bueno.
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