viernes, 17 de febrero de 2017

EL PLACER DEL RIESGO

A veces, las personas preferimos estar en nuestra zona de confort antes que arriesgarnos, pq lo desconocido nos da miedo, pq el riesgo es algo ajeno a nuestras vidas, pq lo que no es extraño nos hace sentir intranquilos aunque nos atraiga.
Y dejamos de vivir ilusiones no cumplidas de cometer locuras de las que dejan huella y nunca jamás olvidaremos, de las que harán brotar una sonrisa al recordarlas si el día a dia las ha apartado de nuestras vidas, como cuando recordamos aquellos viajes a lugares que nunca más visitaremos.
Y perdemos ocasiones de ser libres, de ser nosotros mismos por fracciones de segundo, de sentir vivencias que nos dejaran huella, buenas huellas que el tiempo no borrará y que guardaremos para nosotros sin contar a nadie, como aquellos besos robados y prohibidos de nuestra adolescencia.
A veces, nuestra zona de confort es una cárcel de la que nosotros mismos guardamos la llave, una cárcel cómoda, pero una cárcel al fin y al cabo.
Vive, arriesga, equivocaté, tropieza, experimenta, besa, ama, folla,  que a veces todas estas cosas duelen, pero más duele ver las vida pasar tras nuestros propios barrotes.

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