De hielo.
De frío, pálido y cruel hielo.
Era una muñeca esculpida sobre un bloque de hielo.
Duro y muerto hielo.
Cincelada a base de golpes de la vida, de duros inviernos sola, con esa soledad que se lleva por dentro aunque a tu alrededor haya tanta gente que cueste respirar.
Pulida por el viento gélido salido de gargantas de mala gente, de gente mala , de esos que no supieron darle todo el calor, cariño y amor que necesitaba.
Y que merecía.
Y lo más curioso es que a pesar de que por fuera era puro hielo, por sus venas corría lava.
En su corazón palpitaba un volcan,
Y sus sueños eran amaneceres cálidos llenos de rayos dorados de sol.
Pero eso era ahí dentro, dentro de su pecho, dentro de capas y capas de hielo que ahogaban ese calor que pugnaba por salir fuera de ella.
Y a veces, muy contadas veces, algo de todo ese fuego se escapaba, encontraba la forma de engañar a su frialdad y acercarse a la superficie de su gélida piel.
Y era entonces cuando la abrazaba y sentía que era verano en mi alma porque ese verano lo traía ella en su sonrisa.
A pesar de ser una muñeca de hielo.
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